Las mujeres somos muy afortunadas. Nacimos diseñadas para llevar a cabo una de las misiones más bonitas que puede haber: gestar otro ser humano. Gracias a ese maravilloso poder, experimentamos momentos únicos que solo nosotras tenemos el privilegio de vivir.
Llevar a nuestros hijos en nuestro interior y amamantarlos nos hace vivir sensaciones difíciles de explicar, que solo otra madre puede entender. Aquí van cinco momentos de esa etapa que te harán recordar lo privilegiada que eres.
Saber que su corazón late dentro tuyo
Cuando una pareja desea tener un hijo, la noticia del embarazo naturalmente es motivo de alegría para ambos. Pero las madres tenemos esa felicidad añadida de saber que nuestro hijo está formándose en nuestro interior.
Con la primera ecografía llega esa confirmación. Ves y oyes su pequeño corazón está latiendo a toda velocidad dentro tuyo. Es la primera señal de que nunca más volverás a estar sola. Te sientes acompañada, poderosa y feliz.
Sus primeras pataditas
Entender que un ser humano está creciendo dentro tuyo nos parece increíble, especialmente cuando somos madres por primera vez. Pero sentir sus primeras pataditas nos ayuda a hacerlo más creíble; como si nuestro bebé nos dijera «Mamá, aquí estoy».
Casi no hay palabras para explicar la primera vez que sientes los movimientos de tu bebé dentro de ti. Al principio sientes como unas burbujas, unas mariposas, pero con el pasar de los días, y a medida que el bebé crece, las pataditas y los movimientos se van haciendo más notorios.
Incluso los días siguiente al parto hay veces que tienes la sensación de que tu bebé se sigue moviendo en tu interior.
Su cuerpo sobre el tuyo al nacer
¿Recordáis esa sensación de tener el cuerpo calentito de tu bebé recién nacido encima? Acaba de salir de tu interior y lo tienes encima tuyo todo rosadito, hinchado y cubierto de vernix.
Es un momento que solo la madre tiene el privilegio de vivir y que jamás se olvida. Quienes han tenido un parto vaginal seguramente han podido recibir a su bebé con sus propias manos y colocarlo en su pecho para mirarlo por primera vez.
Si el parto ha sido por cesárea, ese sentir por primera vez su cuerpo sobre el tuyo se retrasa unas horas, aunque cada vez se intenta más fomentar el contacto precoz entre ambos, sin distinguir el tipo de parto.
Su boca buscando tu pezón
Pocas cosas me despierta tanta ternura que los bebés boqueando como si fueran pececitos buscando el pezón de la madre. Basta con olerte, ni siquiera hace falta que tenga los ojos abiertos para reconocer que allí está su madre para alimentarle.
La primera mirada de amor
Uno de los regalos más bonitos que tu hijo te puede hacer es su primera mirada de amor. Un momento de conexión muy especial, cuando tu bebé ya es capaz de mirarte y reconocerte y te dice a través de su mirada que está muerto de amor por tí. Que lo eres todo en su pequeño mundo.