Sigue estos secretos para ser una buena mamá

El corazón de las buenas madres multiplica la felicidad y la salud mental de sus hijos. Descubre por qué.

Cuando una mamá está bien, contenta y satisfecha, este sentimiento se transmite a toda la familia. Por eso es esencial que la mamá sea feliz, así todos los hijos se beneficiarán.

He aquí algunas pautas para siempre tener en cuenta

Una buena madre quiere incondicionalmente a su hijo y expresa su amor de tal manera que le llegue a su hijo.

Una buena madre supervisa amorosamente, más no controla.

Una buena madre le da a su hijo todo lo que necesita, pero no todo lo que el pide.

Una buena madre reparte su tiempo para que cada hijo pueda pasar un rato a solas con ella.

Una buena madre dice “no” cuando es preciso, es decir, pone límites cuando lo considera necesario.

Una buena madre forma una alianza con el padre para formar un frente unido ante los hijos.

Una buena madre le permite a su hijo cometer errores para que así desarrolle responsabilidad.

Una buena madre aprende a conocer bien a su hijo para ayudarlo a mejorar sus debilidades y sacar provecho de sus talentos.

Una buena madre se involucra activamente en la vida de sus hijos, pero no invade todos sus   espacios.

Una buena madre aprende a escuchar más y a hablar menos.

Una buena madre enseña valores esenciales mediante un buen ejemplo.

Una buena madre está ahí para su hijo en los momentos de alegría y en los de tristeza.

Una buena madre aprende  que se pierde un poco al hijo a medida que crece, pero lo acepta, pues sabe que su hijo tiene que llegar a ser autónomo.

Una buena madre admite sus errores y aprende de ellos.

Una buena madre estimula y apoya los esfuerzos de sus hijos.

Una buena madre comprende cuando su hijo comete una falta y hace que haya consecuencias  ante acciones equivocadas.

Una buena madre perdona y olvida los malos momentos, atesora los buenos ratos  compartidos.

Una buena madre sabe el impacto que tiene en la vida de su hijo y por eso actúa con prudencia y buen criterio.

Una buena madre defiende y reprende a sus hijos cuando es debido.

Una buena madre acepta la ausencia del hijo, mientras sepa que está bien donde quiera que esté.

Una buena madre da muchos abrazos y besos.

Ser una buena madre es más fácil de lo que creemos, siempre y cuando haya una mega dosis de amor combinada con disciplina y buenos criterios. Para ser una buena madre hay que trabajar toda una vida, sobre todo para dejar huellas positivas e imborrables en nuestros hijos.

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