Chile, ubicado en la parte sur del continente americano, es uno de los países en los que niños y adultos se reúnen para esperar la llegada del Año Nuevo, pues se realizan reuniones en las que predomina tanto la buena comida como la música.
En la nación austral existen tradiciones que son transmitidas de una generación, al punto de convertirlas en reflejos culturales. Por esa razón, se convirtieron en elementos infaltables en los eventos privados que marcan el cierre de un curso.
Facemamá, que siempre está interesado en fomentar el desarrollo de las actividades que permitan una relación armoniosa entre padres e hijos en cualquier época, te dará a conocer algunos de los rituales más populares de la fecha que pone fin al período navideño y decreta el comienzo de un calendario en el que habrá tiempo para el trabajo, el estudio y, sobre todo, el disfrute de buenos momentos por todos los componentes del hogar.
Lentejas, una de las tradiciones más arraigadas
De acuerdo con Tu Innovación, comer lentejas es una de las tradiciones más arraigadas en Chile, para despedir al Año Viejo y darle una grata bienvenida al Año Nuevo.
Se consumen a la medianoche, justo cuando suenan las 12 campanadas. Este alimento, según el imaginario colectivo, representa un puente hacia la prosperidad. Regularmente la gente lo degusta en porciones de una cucharada. Eso garantizará la abundancia.
«Las lentejas son símbolos de abundancia y prosperidad. Por esa causa, nunca deben faltar en un hogar. Ellas atraen el pan de cada día y el trabajo. Se pueden consumir con una cucharada, tener una porción en un pocillo frente al árbol de Navidad», explicó T13.
Otros elementos infaltables en las fiestas de Chile
El sitio web informativo Notiamérica indico que existen otras tradiciones que salen a relucir en los momentos en los que el cielo se ilumina con fuegos artificiales, que decretan la llegada del Año Nuevo.
- Quemar monigotes. Es común en Arica, Valparaíso y La Serena. En esos sitios se incinera la imagen de un muñeco hecho con materiales desechables, como ropa vieja y papel. Cuando se les prende fuego, se cree que se van todas las malas energías.
- Escribir deseos. Se usan ramas de canela, para registrar cada uno de los anhelos que se aspiran en el nuevo curso. Es uno de los elementos más repetitivos de las festividades chilenas. Tanto jóvenes como sus progenitores creen que este tipo de actividad es divertida, porque les permite soñar.
- Encender velas aromáticas. Las velas aromáticas, especialmente las de colores rojo, verde y dorado, son sinónimos de salud, armonía, paz y prosperidad. Es habitual que grandes y chicos las enciendan justo al llegar el período de 365 o 366 días (esto sólo se cumple cuando es año bisiesto como en 2024).
- Dar vueltas con la maleta. En Chile, al igual que en el resto de América Latina, se efectúa este tipo de ritual para atraer los viajes. Estos representarían oportunidades ideales para que los integrantes del núcleo familiar puedan compartir horas de diversión en distintos sitios.
