Actualmente muchos padres piensan que los hijos heredan sólo los rasgos físicos, joyas, bienes, dinero u otros objetos que se van adquiriendo en el camino, pero no sólo eso, ellos también heredan todas las costumbres, creencias y emociones que los padres han adquirido toda su vida.
Si bien es cierto que a través de los genes transmitimos a nuestros hijos ciertas características físicas que los diferencian de los demás, también es cierto que le heredamos cosas que a veces ni siquiera sabemos. Según expertos todos nacemos con una especie de chip donde se mezclan todos nuestros instintos básicos aprendidos y heredados por nuestros padres y abuelos. A medida que vamos creciendo desarrollamos distintos tipos de aprendizaje como la imitación, al hacer y decir todo lo que vemos y escuchamos.
Todas las formas, estereotipos, y finalmente visión de vida, van heredados desde nosotros. Por eso es fundamental que como progenitores y cuidadores tengamos conciencia sobre qué es lo que les transmitimos a nuestros pequeños. Sabemos que queremos llenarlos de valores y conductas positivas, sin embargo querecodemos que si no somos lo suficientemente cuidadosos le podemos entregar miedos y frustraciones nuestras.
Ejemplo de esto son las discusiones con nuestra pareja. No siempre podemos controlarnos sin embargo por el bien superior, nuestros hijos, debemos dejar estos episodios para la intimidad de dos y sobre la base del respeto.
No sólo le evitamos un grave estrés a nuestros pequeños sino que además los marcamos de manera positiva a enfrentar su propios problemas y conflictos de una manera sana cuando crezcan.
En conclusión si le dicen a los niños “A las mujeres no se le pega” el bebé comenzará a asimilar este tipo de conducta, por lo tanto debemos como padres debemos prestar mucha atención a las cosas que le comentamos a nuestros pequeños, aunque para nosotros no sean de mucha importancia, a ellos les puede marcar la vida.