Trastornos y complicaciones de la lactancia

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Puede que te hayas preparado muy bien para la lactancia, pero que de todos modos aparezcan algunos dolorosos problemas con tus pechos. Hemos creado esta información para ayudarte a superarlos.

Hipersensibilidad de pezones

Es normal que te duela el extremo de los senos, debido a que el bebé no logra agarrar bien con su boca el conjunto del pezón y la areola. Debes acomodar al bebé en tu pecho para ayudarlo a aprender a succionar correctamente.

Grietas

Algunas causas de un pezón agrietado son: una posición incorrecta del bebé en el seno, exceso de saliva en la piel, extrema sequedad en el pezón, ciertas cremas y jabones, y una lactancia prolongada.

El pezón puede irritarse hasta el punto de sangrar. Para solucionarlo, fíjate que tanto tu posición como la del pequeño sean las adecuadas, sécate con cuidado las manos después de darle pecho, no frotes tus pezones, sino pasa un papel absorbente o gasa delicadamente para limpiarlos y evita factores irritantes. Aplica una crema con lanolina anhidra purificada en el pezón y deja que éste se mantenga aireado para que pueda cicatrizar.

Una manera de prevenir las grietas es poner unas gotas de leche materna sobre el pezón luego de que el bebé retire su boca; también sirve colocar compresas de agua fría.

Obstrucción mamaria

Éste es un fenómeno transitorio que se origina por una producción láctea excesiva.
Por lo general ocurre durante la primera semana luego del parto, entre el 3° y 5° día después de la subida de la leche, cuando el bebé no bebe a un ritmo constante. Con tratamiento adecuado, persiste hasta un máximo de 48 horas.

Un modo de desobstruir los pechos es que el bebé mame muy seguido; mientras más frecuentes las tomas, más rápido resolverás el problema. Algo que puedes hacer para que el pecho no esté tenso y pueda salir la leche fácilmente, es efectuar suaves masajes presionando el pecho hacia el pezón con movimientos circulares. Si sientes dolor, insiste en esos puntos, con cuidado para drenar el pecho y estimular el reflejo de eyección. Si aún así no resulta que el bebé agarre bien el seno, puedes exprimir algo de leche con un sacaleches para ablandar el pecho.

Es recomendable tomar una ducha caliente y frotarse con algo caliente el pecho antes de realizar el masaje para contribuir con el vaciado del seno. Cuando notes que el pezón se ablanda, aplica una tela fría para disminuir el edema y el dolor.

Ojo con las pezoneras, ya que pueden provocar más obstrucciones por sobre-estimulación de la zona. Este problema puede acompañarse de fiebre; si así es, consulta al médico para que te prescriba analgésicos. Para que la obstrucción se solucione definitivamente es primordial proseguir con la lactancia.

Linfangitis o mastitis

Este trastorno implica una inflamación de la glándula mamaria, la que se manifiesta con una zona roja y dolorosa en el pecho, excesiva tensión, y alta fiebre, sobre 39º C. Se produce debido a una obstrucción de un conducto galactóforo.

Los síntomas son parecidos a los de una gripe, siendo necesario reposar, tomar mucho líquido y amamantar para desobstruir al canal por donde sale la leche. Si experimentas mucho dolor, puedes tomar analgésicos. Como es una afección que puede verse afectada por el cansancio y el estrés, si la sufres, es muy importante que guardes cama por completo. Ante cualquier duda, acude al ginecólogo o a un especialista en lactancia para identificar la mejor manera de tratar la mastitis y evitar recaídas en el futuro.

Absceso en un pecho

Si no se trata la mastitis como corresponde, puede generarse un absceso. El absceso consiste en una mastitis severa, que deja salir pus por el área del pezón.

En este caso, por la gravedad de la situación, se requiere de inmediato una operación quirúrgica que drene el pecho. Es necesario también proceder con una antibioterapia y reposo, continuando la lactancia con el pecho que no tiene problemas. Si bien es un padecimiento grave, no es muy común.

 


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