El hábito de la extracción de la leche materna y su posterior refrigeración, puede ayudarte a organizar mejor tu tiempo y facilitar también la lactancia de tu bebé. ¿Cómo refrigerar la leche materna?
Experto: Francisco Moraga, presidente de la Sociedad Chilena de Pediatría
Sin el útil hábito de refrigerar la leche materna, muchas mamás no podrían solucionar ciertas dificultades que surgen al retomar la actividad laboral, porque la leche materna dura sólo 12 horas a temperatura ambiente a no más de 20°C, lo que evidentemente es un problema, sobre todo en verano. Es aquí donde surge la necesidad y solución a la vez: la extracción y refrigeración de la leche materna.
Las propiedades de este tipo de alimentación son las que permitirán el correcto desarrollo y crecimiento de tu bebé, a través de los nutrientes, proteínas y vitaminas que el bebé requiere y que se traspasan desde el primer día de nacido, con el amamantamiento. Entonces, si el mejor alimento para tu bebé siempre será la leche materna, qué mejor que basar su dieta sólo en este maravilloso producto, ¿verdad?
Pero si tienes que volver a tu trabajo o debes salir de tu casa por algunas horas y no puedes continuar efectivamente con los horarios de lactancia de tu bebé, te damos la solución de refrigerar la leche materna.
Entre las principales ventajas del almacenamiento o refrigerar la leche materna, se encuentra la facilidad de que cualquier persona te puede ayudar con el proceso de alimentación de tu bebé si es que, por ejemplo, debes retomar tus funciones laborales. Es necesario destacar que, si el proceso se realiza de la manera correcta, no se alteran las propiedades de la leche.
Es muy importante recalcar que el proceso de extraer y refrigerar la leche debe ser meticuloso, higiénico y cumplir con ciertos pasos que te ayudarán al mejor mantenimiento de ésta. Hay dos formas de extraer la leche: de manera manual y a través de sacaleches, hoy existen diversos tipos en el mercado.
Para extraer de manera manual
Este proceso es muy adecuado cuando tienes exceso de leche y además de ser necesario para guardar en el refrigerador la cantidad que necesites, te ayuda a descongestionar tus pechos y así a evitar una futura mastitis.
Antes de comenzar con cualquier tipo de extracción, lo primero que debes hacer es lavar muy bien tus manos, limpiar tu pezón (incluso puede ser con tu propia leche y un pedacito de algodón) y masajear de forma circular todo el pecho hasta llegar a la areola, así estimularás los lóbulos mamarios y se facilitará todo el proceso.
Siéntate de la forma más cómoda y toma el pecho con la yema de los dedos, de manera que el pulgar quede en la parte superior del pecho y los demás dedos en la base (inferior), a unos 3 centímetros del pezón, lugar donde se acumula la mayor cantidad de leche. Luego, lleva la mama hacia tu cuerpo (tórax), así presiona la areola con el pulgar arriba y con el índice abajo. Debes empujar y soltar varias veces de manera rítmica, pero sin apretar el pezón.
No te preocupes si la leche no sale de manera inmediata, el reflejo de expulsión va a depender de cada mamá y cada vez que lo hagas, adquirirás más experiencia. Cuando salga la leche, debes recibirla en un frasco o posillo limpio.
Extracción con sacaleches
Al igual que en la extracción manual, lo primero que debes hacer es lavar muy bien tus manos, limpiar tu pezón y preocuparte de que el extractor esté limpio. Existen dos tipos de sacaleches; manual o eléctrico, elige el que más te acomode según tus necesidades. Si requieres sacar gran cantidad de leche y de manera rápida, es recomendable usar un extractor eléctrico.
El proceso es muy parecido al manual, debes tomar el pecho de la misma manera, pero la diferencia radica en que en lugar de presionar tú misma, pondrás el extractor sobre tu pecho, el que realizará los movimientos de extracción. Es primordial que sigas paso a paso las instrucciones que trae el extractor que elegiste.
Mantención de la leche extraída
Una vez finalizado el proceso de extracción de la leche, y si es que vas a utilizarla pronto, puedes dejar el frasco tapado a temperatura ambiente por algunas horas. Aunque lo ideal es refrigerar la leche materna de inmediato.
Para guardar la leche en el refrigerador puedes usar frascos o posillos con tapa, previamente lavados o en la misma mamadera, siempre tapada. Una vez refrigerada, la leche puede permanecer hasta una semana.
Un paso muy recomendable es etiquetar el recipiente con la fecha y hora en la que se extrajo la leche, asegurando así el buen estado del producto. En este punto es importante destacar que también existe la posibilidad de congelar la leche que te hayas extraído, pero esto es aconsejable sólo en ocasiones especiales, porque la mayoría de las veces sólo bastará con guardarla en la parte baja del refrigerador.
De todas maneras, si decides refrigerar la leche materna, es bueno que sepas que para ello nunca debes hacerlo a temperatura ambiente, siempre es mejor en el refrigerador, para así evitar cualquier tipo de alteración en la leche. Se aconseja bajarla desde el congelador la noche anterior a utilizarla.
Para calentar la leche, puedes poner el recipiente a baño maría, es preferible no usar microondas. Según el doctor y presidente de la Sociedad Chilena de Pediatría Francisco Moraga, cuando la leche ha sido guardada en envases de vidrio y luego se calienta al fuego, puede existir la posibilidad de que se corte. Mientras que eso no sucede en recipientes de plástico.
Antes de dar la leche a tu bebé, debes agitar la mamadera para que se unan el líquido y la materia grasa, que suelen separarse en el proceso de congelamiento.
Un hábito de gran ayuda
Como puedes ver, no es difícil succionarse y luego refrigerar la leche materna, al contrario, es una práctica que si se transforma en un hábito, puede ser una espléndida solución para tus requerimientos de tiempo. Además, permitirá que el papá del bebé tenga mayor injerencia en el tema alimenticio de su hijo y que sienta mayor libertad para alimentarlo cuando sea necesario.
Es imprescindible recalcar que cada uno de los pasos se debe realizar de la manera señalada, para que las condiciones de higiene y mantenimiento no interfieran en las propiedades de la leche materna, evitando provocar un daño a tu bebé.
Sin duda, este hábito es una costumbre que se está haciendo más habitual con el avance de la modernidad y el ritmo de trabajo al que estamos sometidas las mujeres de hoy. Lo importante es no descuidar las condiciones de alimentación y crecimiento de tu bebé para que se desarrolle sano y fuerte, sin perder los beneficios de la leche materna.