Mastitis: causas y tratamientos

Mastitis: causa y tratamientos

El deseo de muchas madres es poder amamantar a su bebé. Esto, además de proporcionarle los nutrientes necesarios, crea un fuerte vínculo entre la mamá y el recién nacido. Sin embargo, algunas complicaciones pueden alterar este momento. La mastitis durante la lactancia, es una afección que si bien puede aparecer, también la podemos prevenir en muchos casos.

¿Qué es la mastitis?

La mastitis durante la lactancia es una inflamación del tejido mamario, generalmente causada por una infección. Puede sucederle a cualquier mujer, aunque la mastitis es más común durante los primeros 6 meses de lactancia.

Puede dejar a una nueva madre sintiéndose muy cansada y decaída. Si se agrega la enfermedad a las demandas de cuidar a un recién nacido, y muchas mujeres dejan de amamantar por completo. Pero puedes continuar amamantando a tu bebé. De hecho, la lactancia materna generalmente ayuda a eliminar la infección, y amamantar no dañará al recién nacido.

Aunque la mastitis puede ser desalentadora y dolorosa, por lo general, se elimina fácilmente con medicamentos.

¿Qué causa la mastitis?

Puede que tengas un bulto o hinchazón donde el conducto de leche se haya infectado. Generalmente los síntomas son parecidos a los de la gripe, pero en algunos casos son más serios como escalofríos, fatiga y fiebre alta de 38°C, o más.

Si desarrollas una mastitis durante la lactancia no tienes de qué preocuparte, porque es algo común a las mujeres que están dando de mamar, le da a 1 de cada 20 mujeres. Incluso la presentan las madres que no dan de mamar. Es posible que te de mastitis más de una vez, pero es muy raro que suceda en ambos pechos contemporáneamente.

La mastitis ocurre con mayor frecuencia cuando las bacterias ingresan a la mama a través del pezón. Esto puede suceder cuando una madre lactante tiene un pezón agrietado y dolorido.

Hacer largos tramos entre amamantar o no vaciar completamente el pecho también puede contribuir a la mastitis. El uso de diferentes técnicas de lactancia materna y asegurarte de que tu bebé esté activo correctamente cuando amamanta ayudará a vaciar el pecho y evitar los pezones agrietados.

¿Cuáles son los síntomas?

La mastitis generalmente comienza como un área dolorosa en un pecho. Puede ser rojo o cálido al tacto, o ambos. También puedes tener fiebre, escalofríos y dolores corporales.

Los signos de que la mastitis está empeorando incluyen ganglios linfáticos inflamados y dolorosos en la axila al lado del seno infectado, un ritmo cardíaco rápido y síntomas similares a los de la gripe que empeoran. La mastitis puede provocar un absceso mamario, que se siente como un bulto duro y doloroso.

¿Qué aumenta tu riesgo de contraer mastitis?

Es más probable que tengas mastitis durante la lactancia si:

¿Cómo se diagnostica la mastitis?

Tu médico puede determinar si tienes mastitis hablando contigo sobre tus síntomas y examinándote. Generalmente no es necesario realizar exámenes.

¿Cómo es tratada?

Este es un buen momento para considerar obtener ayuda de un consultor de lactancia. Esta persona, generalmente una enfermera, se especializa en ayudar a las mujeres a amamantar. Puedes amamantar de manera más efectiva con menos dolor y ayudar a prevenir futuras mastitis si recuerdas cambiar de posición y asegurarte de que tu bebé esté succionando correctamente. Asegúrate de recibir tratamiento para la mastitis durante la lactancia. Retrasar el tratamiento puede provocar un absceso mamario, que puede ser más difícil de tratar.

Cómo evitar la mastitis puerperal

La mastitis y el absceso mamario pueden prevenirse si el amamantamiento es guiado adecuadamente. Las madres deben conocer el manejo eficaz de la lactancia, tanto para alimentar adecuadamente al niño, como para mantener sanos los pechos.

No obstante, puedes tratar la inflamación a partir de los primeros días de haberla detectado. Aplícate toallitas húmedas y calientes directamente sobre los pechos, amamanta a tu bebé con mayor frecuencia. La matrona Rosa Niño aconseja consultar a un médico para una evaluación y el eventual tratamiento antiinflamatorio y antibiótico. Esto, si los síntomas no cesan en 12 o 24 horas tras mejorar el vaciamiento de la leche.

Tu bebé no corre peligro

Si padeces de mastitis durante la lactancia no debes preocuparte por la salud de tu hijo, puesto que los gérmenes que originaron esta enfermedad provienen de su propia boca, por lo que no corre ningún tipo de peligro.

Tampoco debes dejar de amamantar, es de vital importancia que sigas dando leche mientras se cura la infección, pues es necesario que tu hijo se alimente y que la leche siga su curso natural, previniendo así las acumulaciones. Antes de darle leche, intenta poner una toallita caliente sobre el pecho afectado durante varios minutos, con esto estás estimulando la bajada y aplacarás el dolor.

Si el bebé no consigue vaciar el pecho, hazlo con un extractor de leche. Y si no puedes soportar el dolor al amamantar, prueba extraerte la leche y dársela a tu bebé en una mamadera. Aunque trata de practicarlo lo menos posible, porque recuerda que el único que puede vaciar tu pecho eficazmente es tu bebé.

¿Debes dejar de amamantar?

No, de hecho como hemos comentado antes es imprescindible que continúes a darle de mamar a tu hijo mientras estás en tratamiento para la mastitis. Puede ser que algunas veces sientas un dolor muy grande, pero es muy importante que tu bebé se alimente con frecuencia para que la leche fluya por tu pecho y no se formen tapones en los conductos.

Prueba siempre con la toallita húmeda caliente sobre el pecho afectado algunos minutos antes de darle de mamar a tu niño, de esta manera estimularás que te baje la leche y no te dolerá tanto cuando él succione la leche.

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