Maceración de la piel en la lactancia ¿cómo reconocerlo?

maceración de la piel

La maceración de la piel se produce durante la lactancia, producto de diversos factores como la humedad excesiva en la zona o la mala posición en que se amamanta.

Experto: Sarita Tamayo, coordinadora de Pediatría de Clínica Dávila

Antes que aparezcan las grietas en los pezones ocurre un proceso de desgaste, que es necesario saber identificar para evitar complicaciones que provocarán dolor cuando amamantes al bebé. Este proceso previo es la llamada maceración de la piel en la lactancia y la matrona Coordinadora de Neonatología y Sala Cuna de Clínica Dávila Ana Verónica Muñoz, explica cómo reconocerlo y prevenirlo. La principal causa de la maceración es la humedad continua a la que se ve expuesto el pezón entre los períodos donde se da leche al bebé.

La maceración de la piel se reconoce porque el pezón adquiere un tono blanco y se arruga, parecido al que toma tras estar mucho tiempo en el agua. La especialista aclara que puede producirse debido a la “succión inadecuada o más bien por una técnica de acople al pecho incorrecta, o por exceso de succión en algunos casos. También podría haber erosión por irritación al estar la piel del pezón en contacto con alguna tela (de la ropa o el sostén) o crema que produzca alergia”.

No poner atención a la presencia de síntomas que indiquen este problema en la lactancia materna puede llegar a producir mastitis o demostrar la existencia de hongos. Lo mejor para evitar la maceración de la piel -o erosión de los pezones- y así evitar que afecte el correcto desarrollo de la lactancia es consultar a la matrona o a tu doctor y abordarla desde el punto de vista de la madre y el bebé. El especialista detectará si el problema viene por la mala forma en que se acoplan al momento de lactar ,y si es así, entonces te indicará la posición adecuada.

De todos modos, previo al parto, si la matrona o el doctor que llevan tu embarazo no te han enseñado las distintas posiciones para amamantar y la forma correcta de hacerlo, puedes preguntárselo, aunque inclusive te invitan a participar en charlas de maternidad donde se explica todo el proceso. También, el especialista te indicará que, como una forma de prevenir estas complicaciones de la lactancia, debes limpiar con agua el pezón cada vez que termines de amamantar a tu hijo.

La matrona explica que en ocasiones la maceración se debe a otros factores, por lo que la madre puede “usar los primeros días el mismo calostro como cicatrizante en el pezón y luego usar cremas que renuevan el tejido del pezón que se aplican fácilmente sin necesidad de retirarla antes de amamantar, especialmente las que son en base a lanolina”. Además, recomienda poner los pechos al sol por alrededor de diez minutos entre dos y tres veces al día, si es invierno, puede ser una fuente luminosa o de calor a una distancia de 20 ó 30 centímetros.

Si bien es cierto, no existe un método de prevención absolutamente efectivo, sí puedes tomar algunas medidas para evitar que aparezca la maceración o bien, para ayudar a la cicatrización. En el mercado existen diversos productos que te pueden ayudar, como por ejemplo el recogeleche o amapola, que aísla el pezón de la ropa, favoreciendo así la cicatrización. También puedes usar apósitos de gel, como Mother Mates, que entregan una sensación calmante y refrescante a la zona, junto con evitar el roce con la ropa, que puede resultar doloroso.

El apósito de gel, también es absorbente, pero de manera leve, por lo que si tienes un mayor escape de leche o si vas a salir y tardarás mucho, lo mejor es poner un protector mamario junto con el apósito. Eso sí, trata de evitar los excesos de humedad en el pecho, porque además de evitar la cicatrización, pueden favorecer la aparición de hongos. Cuando pase esto último, el especialista te aconsejará el uso de algún tipo de fungicida que no dañará al bebé, pudiendo continuar con el uso del apósito o la amapola mientras la limpies con agua tibia solamente.

 

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