Lactancia materna: una nutrición de cuerpo y alma

mujer amamantando

De acuerdo a datos proporcionados por la Organización Mundial de la Salud, sólo un 36% de los lactantes de 0 a 6 meses se alimenta exclusivamente con lactancia materna. Un número insuficiente, porque este tipo de alimentación incide directamente no sólo en la reducción de la desnutrición y muertes prematuras, sino en el coeficiente intelectual, bienestar futuro y desarrollo de los afectos del niño.

Como una manera de promover la lactancia materna es que la primera semana de agosto de cada año se celebra la Semana Mundial de la Lactancia, ello porque según la Organización Mundial de la Salud (OMS) una lactancia materna óptima permitiría salvar la vida de más de 800 mil menores de 5 años todos los años, entre otros beneficios.

Y es que la lactancia materna cumple un rol clave para el desarrollo  integral de niños. “Reconocer la importancia de la lactancia materna para aquellos que fuimos lactantes no es instantáneo, pues probablemente se acompaña de una cierta pérdida de conciencia producto de que es un evento difícil de recordar, pero sin embargo sabemos que ello ha dejado una marca imborrable que se encuentra esencialmente más en un plano inconsciente que consciente en cada uno de nosotros”, explica el psicólogo y docente de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad del Pacífico, Miguel Gatica Chandía.

El experto indica que este reconocimiento de la lactancia materna implica no sólo reconocer que nos entrega el alimento ideal para nuestro desarrollo, sino que además es una tarea no exclusiva de las madres, pues también involucra a los padres. “Es una tarea que significa que en esta vivencia parental de roles dinámicos, ya sean femeninos o masculinos, el padre debe generar todas las condiciones para que la madre pueda realizar el acto de lactancia en un ambiente adecuado y con el menor estrés posible, es decir, en un ambiente protegido, con el fin de instalar una lactancia que, entre más reciente, es mejor para el desarrollo integral del niño o niña”, indica Gatica.

El psicólogo agrega que “esto nos plantea un desafío sociocultural, específicamente en lo que concierne a la educación y promoción de conductas maternas adecuadas, instalando, por ejemplo, el no abusar e idealmente no consumir alcohol y tabaco en la lactancia, por afectar éstos la calidad de la leche materna”.

En este punto, Miguel Gatica hace un llamado para que todos como sociedad asumamos el deber de impulsar la importancia de la lactancia materna. “Es importante luchar contra aquellas características sociales que cada vez nos han ido deshumanizando más y más,  acentuando nuestra individualidad y dejando un escaso tiempo para invertir en nuestras relaciones afectivas y humanas, y que afectan negativamente el proceso de lactancia materna, como son por ejemplo: la prevalencia de intereses económicos más que afectivos, lo que se traduce en más tiempo para el trabajo que para la familia; mayor búsqueda de éxito profesional, lo que se traduce en más inversión en estudios que en familia; y más estrés, lo que se traduce en un escaso nivel de salud mental social y personal. Lo anterior es extremadamente complejo, si consideramos el escaso tiempo disponible para la crianza y el hacer familia del que disponemos”, advierte el docente de la Universidad del Pacífico.

Es por eso que el especialista señala que la importancia de la lactancia materna debe relevarse en contextos educativos-afectivos, ya que es de vital importancia en el desarrollo del apego y de los futuros vínculos afectivos. “Recordemos que la lactancia materna también significa disminuir el trauma del parto, además de instalar estilos de apego no evitativos y disminuir la posibilidad de retrasos en el desarrollo. Ello, junto con favorecer el desarrollo neuronal, psicomotor y de la capacidad intelectual”, precisa.

Por ello, aprovechando la Semana Mundial de la Lactancia Materna, el experto insiste en la necesidad de comprender su importancia, con el fin de planificar y generar acciones educativas que promuevan esta conducta, principalmente durante los primeros seis meses de vida. “Lo anterior debe ser desde un paradigma psicosocial. Esto es que debemos apuntar a desarrollar estrategias de manejo en disminución de la ansiedad materna, diagnosticar y tratar la depresión post parto y promover una actitud positiva en cuanto a amamantar, que se relaciona con la ‘autoeficacia’ materna”, concluye el psicólogo y docente de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad del Pacífico, Miguel Gatica.

 

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