No hay mejor alimento para un bebé que la leche materna, sin embargo, a veces el establecimiento de la misma no se consigue fácilmente ni de inmediato. Lamentablemente, los momentos de conexión con el bebé mientras se le amamanta pueden verse nublado con ciertos problemas. Pero si sigues los siguientes consejos, disfrutarás más de la lactancia.
Evita la obstrucción mamaria
Después de la subida de la leche, puede ocurrir que la producción de ésta exceda las necesidades del bebé. Por lo tanto, los pechos se llenan de leche, pesan y duelen. Las causas son diversas: falta de elasticidad de la piel, una incorrecta salida de leche o problemas para succionar en el pequeño.
Esa afección se distingue de la mastitis, ya que el dolor no se presenta con fiebre ni otros malestares. La solución radica en vaciar el pecho después de cada toma.
Una manera de desatascar el pecho es dándose una ducha caliente, debido a la acción la presión del chorro de agua caliente sobre las glándulas mamarias.
Otra alternativa con los cataplasmas de antiflogistina o alúmina; o remedios homeopáticos como Apis, Belladona, Árnica, Urtica urens, Pulsatilla, etc.
Respecto al sostén, debe ser de buena calidad con copas profundas, cuidando que no apriete mucho, ya que esto podría afectar la repartición de leche en igual cantidad en la glándula mamaria. La ropa interior especial para lactancia puede ser muy práctica, pero no es imprescindible.
Es importante distinguir la obstrucción mamaria normal de la que se acompaña de linfangitis. En este caso, la piel enrojece y se sufre de fiebre. Para tratar este problema, debes dar pecho para vaciar la glándula. Y si la fiebre no remite luego de 48 horas, acude al médico para que te dé un antibiótico. También son útiles los cataplasmas de antiflogistina o alúmina.
En el estado de absceso, sube mucho la fiebre, junto con escalofríos y sudores. Algunos estudios han señalado que se debe extraer la leche y botarla, obligando al pequeño a tomar leche artificial durante un periodo. No obstante, otras investigaciones asocian la lactancia (aun cuando la mamá toma antibióticos, los que no pasan al hijo por la leche) como la óptima y más veloz cura para la infección.
Evita el dolor de espalda
Otra preocupación recurrente en mamás que dan pecho es el cansancio y los dolores de espalda. La solución es simple, ya que se resume en buscar una posición cómoda para alimentar a su retoño.
Algunas de las posiciones adecuadas son:
- Acostada en la cama
- De lado con el bebé acostado frente a ella
- Sentada en un sillón con reposabrazos para apoyar el brazo sobre el que el bebé reposa mientras se alimenta
Siempre ser debe alimentar al bebé verticalmente, es decir, el niño debe estar frente al seno y con su boca al nivel del pezón.
Haz caso omiso a los mitos
Por otra parte, existen historias asociadas a la lactancia que no son verdaderas, como por ejemplo, el temor a los pezones umbilicados, esto es planos o hundidos. Sin embargo, estos no afectan la lactancia, por lo que es necesario desmitificar la idea de que un pezón mal formado es un problema grave.
No hay impedimentos para que el bebé succione la aureola del pecho, sin importar si el pezón es plano. Al cabo de unos días de mamar, el pezón adoptará la forma normal.
Es más, si colocas algún mecanismo para lograr sobresalir el pezón, como un sacaleches, tetinas intermediarias, etc., no tendrás los resultados esperados. Por el contrario, el bebé se cansará tratando de mamar.
Los problemas y complicaciones durante el periodo de lactancia son preocupaciones normales en la mujer y no deben desanimarte, estos se pueden solucionar de manera sencilla en la mayoría de las veces. En el caso que tus dudas se mantenga te recomendamos acudir a tu médico de confianza para que te asesore y ayude en la mejor forma de erradicarlos.