Debes estar preparada a la hora de bañar al bebé, ya que además de velar por su seguridad, tienes que cuidar tu espalda. Un artículo útil es un mueble regulable que se adapta al fondo de la tina. Por otro lado, llevarás a cabo los movimientos una y otra vez durante meses, así que debes tener todo lo que necesitas a mano y en un solo lugar; por ejemplo:
- jabón o líquido limpiador antialergénico
- toalla de felpa
- guante o esponja suave
- cepillo de pelo para bebés
- compresas
- algodón
- suero fisiológico
- antiséptico local
- leche o crema hidratante
- gasa
- pañales
- body de algodón
- ropa limpia
Cómo proceder
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Limpia sus las nalgas
Cuando tengas al bebé desnudo limpia en primer lugar sus nalguitas afuera del agua para no ensuciar el agua del baño. Hazlo con extremos del pañal y con un pañito suave mojado en agua tibia. También puedes usar algodón y leche hidratante, pero siempre deben ser productos hipoalergénicos.
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Enjabona todo el cuerpo
Ya sea sobre la mesa de cambiarle o directamente en el agua, como más te acomode. Ocupa una toalla suave, un guante o hazlo con la mano. Al niño le gustará que le acaricies el vientre mientras lo haces. Insiste en cada pliegue (detrás de las orejas, el cuello y los espacios entre los dedos) y en su área genital, así como en su cabecita (no temas enjabonarle la cabeza; las fontanelas lo soportan sin problemas y además el masaje previene las costras).
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Enjuágale con cuidado
Sostén con tu brazo la cabeza del bebé y su espalda. Sumérgelo en el agua con delicadeza y pasa tu mano por su cuerpo para relajarlo. Una vez que el pequeño se acostumbre al baño, con el tiempo podrás situarlo en posición de nado, agarrándole de la zona bajo el vientre y protegiendo su carita para que no toque el agua. Si ves que le resulta relajante, deja que chapotee un poco, pero siempre vigilándole con atención. No importa si alguien te llama o suena el timbre, jamás lo dejes solo en la bañera, aunque haya poca agua. De vez en cuando, puedes tomar una ducha o un baño con él y luego pedirle a papá que lo seque y vista.
Cerciórate de que el lugar donde lo bañas esté a una temperatura entre los 22 a 25 grados Celsius, debido a que un bebé no se puede mantener caliente por sí solo. Igualmente, el agua debe estar a 37 °C, es decir, tibia (lo puedes chequear con un termómetro o con el dorso de tu mano o codo).
A la salida del baño
Una vez que esté listo, retira a tu retoño del agua y envuélvelo inmediatamente en una toalla seca para que no se pase de frío.
Sécalo con suavidad, sin frotar. Comienza con su cabeza, pasando por detrás de sus orejitas y por los pliegues de su cuello. Posteriormente, dedícale tiempo a cada pliegue de su cuerpo: sus axilas, ingles, nalgas y tras las rodillas.
Para hidratarlo, aplícale aceite de almendras dulces o leche para este fin. Esto es especialmente importante en esta etapa, ya que su piel tiende a la resequedad.
Una vez que el bebé esté completamente seco y abrigado, colócalo sobre la mesa para cambiarlo y preocúpate del cuidado de su cordón umbilical.
Finalmente, aplícale los cuidados de su carita y péinalo con un cepillo para bebito. Y si quieres que huela rico, puedes ponerle colonia sin alcohol, ¡aunque de seguro su olor natural es exquisito!