La limpieza de zonas delicadas de tu hijito

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El proceso de asear a tu pequeño puede transformarse en una experiencia rica en cariños y mimos. Ten en cuenta estos tips para realizarla de la mejor manera.

¿Debo limpiarlo a fondo todos los días?

Como el recién nacido no se ensucia mucho, no es necesario. Lo que sí debes limpiar cada día es su potito. Lávalo luego de cada muda y desinfecta su cordón umbilical.

Algunas mamás bañan a sus bebés cada día mientras que otras lo hacen día por medio. En realidad, todo es variable, incluso el gusto del pequeño por el agua. Hay niños que aman el baño y otros a los que no les acomoda mucho.

En sus primeras semanas o meses, el bebé pasará reposando la mayor parte del tiempo. Aprovecha instancias en que está calmado para asearlo, estrechando el vínculo con él. Busca el mejor momento para hacerlo, no cuando tenga hambre ni justo después de comer (podría devolver la leche). Un baño antes de acostarlo es ideal porque lo ayudará a conciliar el sueño más fácilmente.

Ante todo, respeta el ritmo del bebé y sé constante en las rutinas que establezcas para que tenga horarios estructurados.

La cura del cordón umbilical

Si cuidas bien esta zona, el extremo que queda del cordón se secará adecuadamente y se caerá aproximadamente en la primera semana de vida. Si no cae al 15° día, o si se enrojece, supura, desprende mal olor o se abulta, acude al médico.

En ciertos casos, aparece una hernia umbilical que desaparecerá sola, con el tiempo. No intentes comprimirla porque no servirá de nada.

Cómo limpiar su carita

Necesitas un algodón empapado en agua. Luego, pásalo por los pliegues escondidos, como el cuello y detrás de las orejas. Si notas alguna herida o costra, aplica un antiséptico. Lava estas zonas regularmente y con mucho cuidado, secándolas bien.

Si vas a limpiar las orejas, limpia únicamente la entrada del conducto con un bastoncillo de algodón y suero fisiológico. Sigue el mismo procedimiento para el aseo de su nariz. Nunca introduzcas los hisopos de algodón en profundidad.

El cuidado de los ojos

Sus ojitos son ultra sensibles, por lo que si se ensucian, debes limpiarlos con una compresa estéril mojada en suero fisiológico, moviéndote desde el ángulo ocular interno hacia el externo. Utiliza una compresa diferente para cada ojo.

Si ves que uno de los ojos le llora o produce secreciones, puede tratarse de un taponeo en el canal lacrimal. Esto es bastante frecuente en recién nacidos y lo mejor es acudir al pediatra. Esta afección remite por lo general luego de unas semanas; si no es así, puede ser derivado a un oftalmólogo.

Zonas que hay que cuidar especialmente

  • Los órganos genitales. Debido a las posibles irritaciones, se debe poner mucho cuidado en estos.

En el caso de una niñita, debes enjabonar la vulva (área de secreciones) y aclararla, abriendo los pliegues.

Si tienes un niño, tira con suavidad hacia atrás la piel del prepucio para limpiarlo y después llévalo hacia delante. No te preocupes si lo encuentras complicado, puedes pedir sugerencias al pediatra para hacerlo bien. Mantente vigilante, porque si se enrojece, calienta o hincha puede que esté inflamado.

  • El cuero cabelludo. Los primeros 4 meses debes masajear la cabecita del bebé durante el baño con un jabón suave para evitar la formación de costras lácteas (secretan sebo). Enjuágalo con abundante agua, sin temer a tocar las fontanelas, ya que son firmes y flexibles. Una vez que el pequeño sea más grande, utiliza un champú suave para bebés como máximo 3 veces a la semana.

 


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