Aunque no se conocen sus causas, existen fetos femeninos que sufren una falla en su formación intrauterina, por lo que no cuentan con un aparato reproductor, la solución a esto se le conoce como Neovagina.
En Chile, una de cada diez mil mujeres nace sin vagina ni útero. Esto se debe a que padecen del Síndrome Rokitansky, también conocido como agenesia o aplasia mülleriana. Quienes tienen esta malformación deben resignarse de por vida a no ser madres, y si no recurren a una cirugía, tampoco podrán llevar una vida sexual normal, es por ello que la Neovagina se utiliza como molde para formar una vagina.
Experto: Enrique Oyarzún, gineco-obstetra en la Clínica Universidad de los Andes.
El doctor Enrique Oyarzún, explica: “Estas pacientes son genéticamente normales y tienen ovarios sin alteraciones. Sus genitales externos son normales, es decir, tienen labios menores, mayores e incluso una pequeña profundidad de vagina hasta la zona del himen, que no pasa de un centímetro. La ausencia persistente de la primera menstruación es el principal motivo de consulta por el que llegan al ginecólogo, quien por exámenes de rigor, detecta la presencia del Síndrome de Rokitansky”.
Aunque la medicina todavía no logra desarrollar un método para que estas mujeres puedan quedar embarazas, sí logró desarrollar una innovadora cirugía denominada Neovagina, que se apoya en el método de tracción laparoscópica para elaborar una vagina. De esta manera, pueden llevar una vida sexual con normalidad.
Se denomina laparascopia a un grupo de operaciones, en las cuales, a través de una pequeña incisión se introduce en el abdomen una diminuta cámara de video. Luego, se hacen pequeñas incisiones adicionales para los instrumentos que le permitirán al cirujano llevar a cabo la operación.
Cirugías para crear una vagina
Hasta hace unas décadas, la reconstrucción de una vagina se hacía con injertos de piel de la misma paciente. Éstos, se enrollaban en moldes plásticos y se introducían en una incisión que simulaba la cavidad vaginal.
Con otra cirugía antigua, se extirpaba un trozo de intestino que se cerraba por un lado, y luego, se introducía en un orificio artificial en la zona genital para adaptarlo como una vagina. Ambas intervenciones coincidían en ser complejas y en poder desarrollar cuadros infecciosos.
Actualmente, la Neovagina es la cirugía utilizada en Chile para formar una vagina, la cual es una reformulación de la técnica de Vecchietti. Este cirujano desarrolló una operación más eficaz que las dos anteriores. Consistía en abrir el abdomen para introducir un molde dilatador plástico, que mediante tracción interna llegaba hasta la zona genital y abría un espacio vaginal similar al de una mujer normal.
En la Neovagina también se utiliza un molde plástico dilatador fabricado por los especialistas, y con hilos especiales traccionan el dilatador ue agranda la vagina. Después de una semana mide unos ocho centímetros, tamaño promedio de una vagina normal. Entonces, el molde es retirado.
Esta cirugía no demora más de dos horas y la paciente sólo permanece entre 24 a 48 horas hospitalizada. Luego, debe volver una vez al día para aumentar el traccionamiento durante una semana. Tras la cirugía no quedan heridas ni cicatrices, además, la sensibilidad que tiene la mujer es como la de otras mujeres que nacieron con una vagina bien formada.
“A diferencia de las otras cirugías no hay tejido externo, ya que el que se estiró es de la misma paciente, nada más. Es una vagina hecha de vagina”, concluye el doctor Enrique Oyarzún.