Pequeños cambios en nuestra rutina pueden ayudarnos a evitar el cáncer de mamas.
Experto: Galina Ivanova, ginecóloga mastóloga de Integramédica
A diferencia de lo que muchos creen, evitar el cáncer de mamas no es una utopía. Una alimentación saludable junto con actividad física, disminuye el riesgo de contraer esta enfermedad, cuyos síntomas las mujeres deben controlar anualmente con una mamografía a partir de los 40 años.
El cáncer de mama ha aumentado en nuestro país, durante el último tiempo y significa la primera causa de muerte por cáncer de la mujer en Chile.
La ginecóloga mastóloga de Integramédica, Galina Ivanova, recomienda a todas las mujeres llevar un estilo de vida óptimo, que se caracterice por una adecuada alimentación y la práctica frecuente de ejercicios.
Es necesario evitar el sedentarismo y hacer deporte al menos tres veces a la semana; evitar el exceso del consumo de grasas saturadas y azúcares, los que finalmente se convierten en triglicéridos; y consumir alimentos acorde a una dieta balanceada, rica en frutas y verduras, complementándolo con fibra, antioxidantes y otro tipo de nutrientes.
Adicionalmente, es importante limitar el consumo de alcohol, no fumar y mantener un peso adecuado toda la vida. “Hay que evitar la obesidad y todo lo que provoca el aumento de peso, porque esto tiene relación con exceso de producción de estrógenos, los que por su lado tienen un efecto estimulante por sobre la mama”, explica la especialista.
Estos factores de riesgo tienen especial importancia en el cáncer de mama debido al exceso de estrógenos circulantes. “Cuando hay exceso de grasa en el organismo, ésta produce una conversión de hormonas que actúan como estrógenos sobre la mama, y dicha hormona hace que el tumor canceroso mamario crezca”, agrega la ginecóloga de Integramédica.
Es importante que aquellas mujeres que han entrado a la menopausia mantengan un peso apropiado, porque alrededor de los 50 años existe mayor riesgo de contraer este tipo de carcinoma. Además, a esta edad el metabolismo se vuelve cada vez más lento provocando una dificultad para disminuir el peso.
Junto con inculcar estos hábitos desde la adolescencia, porque es más difícil hacer cambios a los 50 años, las mujeres deben comenzar a examinarse a partir de la pubertad, momento en que las mamas empiezan a desarrollarse. Esto se puede realizar a través de un examen manual efectuado por el ginecólogo y también mediante la autopalpación. “Se deben observar las mamas y fijarse qué tipos de cambios presentan, como de color, forma y posición del pezón. Esto debe realizarse siempre al término de la regla”, agrega la doctora Galina Ivanova.
También es fundamental visitar al doctor por lo menos una vez al año a partir de la pubertad y realizarse una mamografía anual si la paciente es mayor de 40. “Pero en pacientes de alto riesgo, como aquellos que presentan antecedentes familiares de cáncer de mama o portadoras de alguna mutación genética, generalmente deben empezar a chequearse a edad mas temprana o en algunas ocasiones casos especiales cada seis meses o según lo que el doctor estime conveniente dependiendo de cada caso en particular”, agrega la doctora de Integramédica.