Inseminación artificial: Alternativa a la infertilidad

La inseminación artificial es una opción para personas con  problemas cervicales mucosos, la cuenta de esperma baja, la esperma inactiva, o anticuerpos de esperma.

Experto: Pascuala Alvarado, matrona y docente de la Escuela de Obstetricia y Puericultura de la Universidad Mayor

La inseminación artificial es una opción para los problemas de infertilidad tanto femeninos como masculinos, por ejemplo para aquellas complicaciones que afectan el funcionamiento sexual como la impotencia, así como también para problemas físicos como la obesidad con un pene anormalmente pequeño, que también puede afectar el correcto funcionamiento del aparato reproductor de los hombres. Este procedimiento es realizado sólo después de haber intentado tratar su infertilidad con otros medios.

Este tratamiento consiste en recoger la esperma, lavarla y luego inyectarla con una jeringa en la vagina (sólo un 12 % del total de estos procedimientos resulta exitoso la primera vez que se realiza) o directamente en el útero (procedimiento que varía sus resultados exitosos entre los 10 y 22 % la primera vez que la pareja se somete a este tratamiento).

Cuando una mujer es sometida a la inseminación artificial con la esperma de un donante, se hace inseminación directa (ID). Generalmente, esta opción -ID- es ideal para parejas en las cuales el varón el es el factor de infertilidad intratable o para mujeres solas, adultas o parejas de lesbianas que desean tener hijos.

Las mujeres sometidas a una inseminación artificial deben ser capaces de ovular y estar libres de cualquier defecto que se genere en la fase lútea con el fin de tener un “embrión seguro” en el interior del útero, donde también se encuentran las trompas de Falopio y es recomendable para el éxito del proceso que no exista ninguna anomalía pélvica o infecciones graves y serias.

 La fase lútea es la tercera etapa del ciclo menstrual femenino, donde se producen importantes cantidades de estrógeno y de progesterona; comienza luego de la ovulación y termina una vez que ha pasado la menstruación y se inicia el nuevo ciclo o bien cuando se produce el embarazo.

Hay tres caminos para el proceso de inseminación artificial:

  1. Inseminación homóloga

    También conocida como « la inseminación de taza”; consiste en que el semen del varón es lavado, separando los mejores y más activos espermios para mejorar su movilidad, y colocado en un recipiente o taza en la cerviz o cuello del útero durante la ovulación. Para llevar a cabo este proceso se requiere atención médica en la clínica o en el consultorio.

  2. Inseminación intracervical (ICI)

    Es un camino más complejo que el anterior. Se realiza un hilado de semen (a través de un proceso hecho en el laboratorio que se llama centrifugación) para recaudar los mejores espermatozoides; luego de esto se coloca un catéter, que se usa como transportador del esperma hacia el canal cervical.

Cada intento de inseminación Intracervical requiere que se haga el hilado en clínicas o consultorios. En algunos casos se ofrece realizar una inseminación homóloga junto a la Intracervical para mejorar las posibilidades de esta última.

  1. Inseminación intrauterina (IIU)

La inseminación Intrauterina es la que presenta mayores resultados exitosos, comparada con la homologa o la Intracervical, siempre y cuando el tiempo de la inseminación se mida correctamente.
Justo antes de la ovulación, el semen es lavado y mezclado con una muestra de sangre del varón, creando una bola donde los espermatozoides muertos o inactivos se separan de los buenos, que son ubicados en un catéter y viajan directamente al útero.
En ocasiones, los medicamentos para la fertilidad son combinados con el procedimiento de inseminación intrauterina.

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