Al escuchar llorar a un niño, las mujeres cambian su estado cerebral a ‘atento’ mientras los hombres siguen en ‘descanso’, según un estudio
Los investigadores del Instituto de Salud y Desarrollo Humano de Niños y Familias Eunice Kennedy Shriver National Institute of Child Health and Human Development (NICHD) pidieron a un grupo de hombres y mujeres que se dejaran llevar por sus pensamientos antes de ponerles a escuchar el sonido de un bebé llorando.
Los investigadores analizaron imágenes de encefalogramas de 18 adultos con hijos y sin hijos y encontraron que el cerebro de las mujeres era más propenso a «desconectarse» de su estado existente, lo que indica que han concentrado su atención en el llanto.
En el caso de los hombres, el cerebro tendió a permanecer en su estado existente mientras escuchaban el llanto del bebé.
El estudio no encontró diferencias en la reacción entre los que tenían hijos y los que no.
Investigación
Los investigadores utilizaron distintos tipos de llanto, entre ellos el de menores que luego fueron diagnosticados con autismo y que varios estudios han registrado tiene un tono más alto, para determinar si los adultos reaccionaban de diferente forma.
Un estudio previo que llevó a cabo Bornstein con el mismo grupo, en el que solo utilizaron el llanto de menores que luego fueron diagnosticados con el síndrome de Asperger, tanto mujeres como hombres tendieron a cambiar de estado cuando los escucharon.
«Los adultos tienen respuestas con ‘muchas capas’ a las cosas que hacen los niños, y determinar si estas respuestas difieren entre hombres y mujeres, por edad o si son padres o no, nos ayuda a entender los instintos al cuidar de los más pequeños», dijo el coautor.
Bornstein, en conjunto con otros investigadores, realizó un estudio en el que se encontró que se dan cambios en el patrón de actividad cerebral de hombres y mujeres cuando observaban una imagen de un bebé que indicaban una «predisposición» a identificarse con el menor y velar por él.
Estos estudios constituyen las primeras etapas en neurociencia para entender los patrones sobre cómo los adultos se relacionan y cuidan a los niños, aunque aseguró que es posible que no todos los adultos reaccionen de la forma que se ha visto en estos estudios, de acuerdo con el investigador.