Claves sencillas que mejoran la relación entre padres e hijos adolescentes

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La comunicación y entender su posición es crucial para resolver este tipo de conflictos

Durante la adolescencia, la relación entre los padres y los hijos puede verse gravemente afectada. Los padres pueden quejarse de que los hijos no los escuchan o de que se aíslan y no se comunican, y los adolescentes de que sus progenitores no les entienden. Se entra entonces en un bucle de discusiones y, en ocasiones, se abre una profunda brecha difícil de cerrar. «La adolescencia es la etapa de transición entre la niñez y la etapa adulta, y donde se va a producir un importante cambio clave y crítico en la formación de su identidad, a partir de la experiencia vivida en la etapa anterior. Es la época en la que ponen en cuestión lo establecido, lo que puede suponer un enfrentamiento a las normas familiares impuestas. Los padres se encuentran ante un conflicto: comprenden el deseo de autonomía por parte del adolescente pero su percepción es que todavía no están preparados para esa independencia. Si se utiliza un control excesivo, surgirá la rebeldía y el conflicto», explica Ana Herrero, psicóloga del Colegio Brains.

El adolescente se encuentra en una época de cambios tanto físicos como psicológicos y los padres deben ayudarles durante el proceso mediante diferentes pautas saludables, conciliadoras y tolerantes. «Al inicio de esta etapa se produce un aumento del número de discusiones entre el adolescente y su familia. Los motivos suelen ser varios, desde la forma de vestir o los amigos hasta las tareas del hogar. La comunicación y entender su posición es crucial para resolver estos conflictos y, sobre todo, evitar el enfrentamiento directo, posponiendo algunas discusiones utilizando la negociación», comenta esta psicóloga.

Estas son las claves que ofrecen desde este centro escolar para mejorar la relación entre padres e hijos adolescentes:

—No tomar todos sus actos como algo personal:
muchos padres creen que todo lo que hacen sus hijos es un acto de rebeldía y que lo hacen simplemente por desobedecer y fastidiar. Los chicos no tienen ese objetivo, pero están viviendo una etapa en la que sienten la necesidad de diferenciarse de la posición de sus padres, lo que les lleva a desafiar a la autoridad. Los padres deben intentar ver estas reacciones bajo un clima de tolerancia, sin tomárselo como algo personal.

—No es tanto lo que se dice, sino cómo se dice: los padres deben aprender a que sus hijos ya no son niños a los que se debe educar mediante «órdenes». Tampoco es un adulto, pero es conveniente que poco a poco se vayan gestionando los asuntos como si lo fuera, así siente que ya no es visto como un niño y le ayudará en su proceso de maduración. La palabra «no» debe sustituirse por otras alternativas como «preferiría»o «estaría bien».

—Eres su padre o su madre, no su amigo:
llegada esta etapa muchos padres creen que convirtiéndose en el mejor amigo o amiga de su hijo se solucionarán todos los problemas; los padres que optan por este camino se equivocan. Los adolescentes necesitan normas y disciplina y esto un amigo no lo puede imponer. La adolescencia es una etapa llena de cambios en la que los hijos necesitan ser acompañados, recibiendo pautas de los padres para poder enfrentarse a esos cambios con autonomía. Los padres son una figura clave que debe establecer límites y comprender sus nuevas inquietudes.

—La importancia de la comunicación: Aprender a escuchar es esencial para que el adolescente sienta empatía por sus padres. El primer paso es identificar los sentimientos que están transmitiendo (“Veo que estás preocupado/enfadado/molesto… por…”). Y si los padres no se sienten capaces de terminar la conversación de una manera tranquila es mejor posponerla para evitar una discusión. Además, los gritos no se pueden consentir por parte de ninguno de los dos, ya que en cuanto se alza la voz la comunicación se pierde. No se pueden consentir los insultos ni las faltas de respeto. Para establecer una buena comunicación es muy importante que los padres escuchen sin interrumpir y no se precipiten en dar su opinión ni en juzgar. Es mejor utilizar, frente a las críticas, mensajes – yo : «Cuando… (describir las circunstancias) yo me siento… (describir la emoción o sentimiento) porque… (describir las consecuencias)».


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