Durante los 3 primeros meses de vida el lado derecho del bebé es más sensible que el izquierdo, lo que lo convierte en un punto clave para iniciar la estimulación temprana.
Los especialistas indican que el lado derecho del cuerpo envía mensajes con más rapidez que el lado izquierdo e inicialmente es más sensible al tacto, a los sonidos suaves y a los objetos visuales. De hecho, el recién nacido se alejarà de los objetos que se presentan por su lado izquierdo con más rapidez que si se presentasen por su lado derecho.
Cómo llamar la atención de un niño con facilidad
Para tener la atención de un bebé se recomienda comienzar siempre la interacción presentando la estimulación por su lado derecho. Una buena opción es ganar su atención hablándole suavemente por el oído derecho y acariciando el lado derecho de su cuerpo con diferentes texturas.
Esta conclusión deriva del razonamiento sobre la dominancia del lado derecho en los primeros meses de vida. Por supuesto que no se debe olvidar el estímulo del lado izquierdo, sólo porque el derecho es más sensible al estímulo.
Debido a la diferencia de sensibilidad, el bebé puede ignorar la existencia de ese lado izquierdo. Por eso, debe asegurarse de hacer por el lado derecho del bebé el estímulo que se repetirá por el izquierdo. De esa forma el cuerpo del bebé desarrollará la bilateralidad, o sea la sensibilidad en ambos lados.
Refuerzos para el comportamiento
Existen muchos refuerzos para el comportamiento, pero se ha encontrado que los más poderosos son:
- Una mirada: enfrentar ojo con ojo y cara con cara.
- Una palabra: que puede ser cualquier alabanza cálida. Mientras más palabras se usen, más querrá el bebé contestar, agradeciendo que se le hable.
- Un contacto físico: es potente si consideras que sólo tocas a las personas que realmente quieres o te importan.
- El tacto: es un fuerte comunicador de sentimientos.
- Reconocimiento positivo: cualquier intento que haga el bebé para iniciar y mantener intercambios sociales debe ser reforzado
- Sonreír: hay que asegurarse de sonreír con el bebé, porque es lo más gratificante que él puede recibir. Los bebés comprenden las sonrisas. Así como se espera su sonrisa, él espera la nuestra.