Un masaje en los pies ayudará al bebé no sólo a tener los pies calientes, sino que favorecerá una sensación de bienestar total.
¿Ha visto alguna vez a los niños más pequeños en verano chapoteando en el agua fría? Después de los primeros pasos la imagen es siempre la misma: el bebé permanece en el mismo lugar y contempla maravillado como empieza a gotear de la zona liberada del pañal.
El efecto inmediato del agua fría sobre la vejiga muestra que existe una estrecha relación entre los pies y el resto del cuerpo. Es sabido desde hace tiempo que en el pie existen numerosas zonas reflejas que pueden ser activadas.
Mediante un masaje de pies apropiado pueden obtenerse asombrosos efectos curativos en diferentes enfermedades. Pero dejaremos este tipo de terapia a los especialistas.
Un masaje de pies para el bebé no se trata de conseguir efectos curativos, sino el bienestar del niño y un efecto profiláctico. Quizás recuerde usted el antiguo dicho que contiene una gran verdad: «La cabeza fría y los pies calientes vuelve pobre al médico más rico!».
Actúe siempre como sigue:
- De siempre el masaje primero en el pie derecho (el más alejado del corazón) y después en el izquierdo.
- Intente dentro de lo posible dar masaje a diario a los pies de su bebé. No por ello debe realizar consecuentemente todos los ejercicios uno detrás de otro. Por ejemplo, puede empezar el masaje por la mañana y terminarlo por la noche.
- La posición de su hijo durante el masaje no tiene importancia. El bebé puede estar echado (sobre la espalda o el abdomen) o también sentado.
- Para dar el masaje utilice un buen aceite. Es muy recomendable el aceite de malva, que adicionalmente actúa contra los pies y piernas fríos.
«Caja de crema»
Tome un piececito entre las palmas de sus manos. En una mano la planta del pie, la otra colocada sobre el dorso del mismo. Ahora gire al mismo tiempo ambas manos como si quisiera abrir una caja de crema. Después de algún tiempo notará que los pies del niño ya se van calentando. (Adecuado también para las manos.)
«Nudillos»
Cierre la mano formando un puño y pásela primero con cuidado, después con más fuerza sobre la planta del pie, arriba y abajo. Después podrá hacerlo tanto rato y con tanta fuerza como quiera el bebé. Con este movimiento se fortalece la bóveda del pie, se estimulan la zonas reflejas y el pie resulta bien irrigado.
«Juego de dedos»
Mueva ahora los dedos de los pies del niño y juegue con ellos, de modo que se diviertan los dos.
«Anillos en el pie»
Coloque las manos con los pulgares sobre la planta del pie. Ahora trace círculos sobre toda la planta del mismo, primero suavemente, después con mayor fuerza. Describa círculos grandes y pequeños con los pulgares.
«Alrededor del tobillo»
Ahora coloque el pie del bebé levantado o sujételo en esta posición. Trace círculos alrededor de los tobillos interno y externo. Si no consigue hacerlo con las 2 manos al mismo tiempo, intente hacerlo 1° en uno con una mano y después en el otro.
«Alisamientos»
Finalmente, efectúe algunas veces un alisamiento sobre la pierna desde el pie en dirección a la rodilla. Esto puede constituir también la transición al masaje de las piernas.