Experto: Dafnis Zambrano, especialista en estimulación prenatal
Son muchas las capacidades de un bebé en el útero – le es posible abrir sus ojos y sentir estímulos procedentes del exterior –, por lo que lo que la madre haga en la etapa de gestación influye de gran modo en su desarrollo.
Es muy importante que se realicen actividades para estimular al bebé en el segundo trimestre de embarazo, las que incluyen procesos que afectan el desarrollo visual del pequeño y otros sentidos, como el oído, donde la voz de la mamá, la música, la presión y la luz cumplen un papel fundamental. Mediante esta comunicación con el bebé, éste aprende a reconocer y responder a patrones creados por ella o por su papá, los que perfeccionan su desarrollo físico y mental.
Por otro lado, la estimulación va acompañada de un estado óptimo de bienestar en la mamá, de manera que libere endorfinas y encefalinas, hormonas que transmiten placer al feto.
Entre las ventajas de la estimulación antes del nacimiento se cuentan un mejor desarrollo en los campos visual, auditivo, lingüístico y motor; se potencia la concentración y la atención; se duerme sin problemas; el estado de alerta es superior; el niño es afable y seguro; aprende más y velozmente; y el vínculo con los padres es más profundo, siendo un factor importante a la hora de calmar al pequeño con la voz de uno de ellos.
Por consiguiente, todo lo que los papás hagan desde el segundo trimestre repercutirá positivamente en el bebé, permitiendo que su sistema nervioso madure correctamente. Esto es así porque es en este periodo donde se forma la estructura neuronal en su cerebro, dando lugar a una mayor cantidad de conexiones entre las células nerviosas que forman gradualmente su entero organismo.
En relación a esto, es relevante saber que el oído es el primer órgano que se desarrolla (aproximadamente en el cuarto mes), convirtiéndose en el principal medio para conectarse con el exterior del vientre materno.
Cómo estimular al bebé mientras está en el útero
Se debe privilegiar la estimulación auditiva; para esto la mamá debe tomar la iniciativa en hablarle al bebé, contándole todo lo que hace en el día.
Esto puede hacerlo desde que se despierta, dándole un saludo de buenos días, o comentándole la temperatura de la ducha, o lo rico que está el desayuno. Cada cosa que haga puede ser compartida con el hijo que lleva en su interior.
Una vez que se sabe si es niño o niña, lo ideal es llamarlo por su nombre o decirle un diminutivo o apodo que formará una relación estrecha con sus progenitores desde el mismo principio.