La estimulación temprana es el conjunto de acciones que proporcionan al bebé experiencias necesarias para desarrollar al máximo su potencial desde su nacimiento.
Bajo estudio del Centro de Investigaciones Educativas y de la Salud e Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad Complutense de Madrid, te presentaremos una serie de actividades con los que podrás ayudar a tu bebé a alcanzar su completo desarrollo.
Estos ejercicios son sencillos, se realizan dentro o fuera de casa, y en cualquier momento del día, dependiendo de la acción y la rutina de tu bebé.
Mientras se le alimenta:
El tiempo para la comida no es momento para hacer gimnasia ni para jugar, es bueno que el niño lo entienda así. Se le orienta para que aprenda que es “la hora de la comida”; basta con utilizar una silla que esté siempre en el mismo sitio, donde se le ponga su servilleta o babero y se le dé la comida. Él se irá acostumbrando a que éste no es un lugar para jugar, sino para comer. No tiene por ello que ser aburrido; se pueden hacer muchas cosas sin entorpecer la comida.
Será muy importante para el bebé:
- Estar tranquilo para sonreír y para que le hagas mimos.
- Hablarle y enseñarle los nombres de las cosas. Si los conoce ya, podemos centrarnos en las personas que le interesen; si llega su papá o un hermano, repítele: “Papá”, “Nana”, “Abuelo”, mostrándole a la persona que se nombra.
- Se le puede pedir algún objeto cercano (que no sea peligroso): “Dame”, “Dame el vaso”, “Dame el pan”. Al darle la orden, señálale lo que quieres que haga: que tome el pan, señálaselo y pásaselo.
Mientras se le muda de ropa o baña:
Los minutos antes del baño son ideales para que el niño haga un poco de gimnasia. Si no hace frío, sin la ropa déjalo que juegue en libertad. El mejor lugar es la cama, pues de lo contrario podría caerse. Su cuerpo es su mejor juguete, patalear, agarrarse los pies, mirarse las manos y los dedos, son ejercicios necesarios que le harán bien:
- Mientras esté de espaldas se le podrá ayudar a: pedalear; estirar y encoger las piernas; abrir y cruzar los brazos; sujetarse de los dedos de mamá haciendo intentos de sentarse. Luego ponerlo boca abajo, colocarle algo vistoso delante de la cabeza para que la levante y mueva los brazos para tomarlo. Que mueva las manos y las piernas en esta posición por un rato.
- Ya podemos ver más o menos cuál es la mano dominante (con la que toma mayor número de cosas, la primera que extiende para alcanzar algo cuando las dos las tenga desocupadas: Si la mano derecha parece la dominante, cada vez que se le tome la mano o el pie derecho para vestirlo, dirás: “Dame la mano derecha” y “Dame el pie derecho”. Con la mano y el pie izquierdo: “Dame la otra mano” y “Dame el otro pie”. Si la mano izquierda es la dominante, se hará lo mismo pero nombrándole siempre la mano y el pie izquierdo, en esta ocasión son la mano y pie derechos los que se ignorarán al igual que se hizo anteriormente.
De esta forma, se puede empezar a iniciarlo en la lateralidad, un concepto importante que necesitará más adelante, y que puede ir interiorizando fácilmente y poco a poco.
Ratos entre las comidas:
Cuando esté despierto, dejarlo semi-sentado en algún lugar para que pueda mirar a su alrededor y mover libremente los brazos. No es necesario que el niño esté siempre acompañado, como tampoco es bueno que esté todo el día solo en la cuna o el parque.
- Déjalo cerca de distintos objetos de diferentes formas, y si es posible, que haga diversos ruidos: con recipientes de plástico, cuchara de palo, botella de plástico transparente con cosas de color dentro, o cascabeles.
- Poner alguna música suave y alegre.
- Sacarlo a pasear en brazos un rato, dentro y fuera de casa.
- Hacer movimientos para que imite: juntar-separar las manos, abrir-cerrar los dedos, hacer el gesto de “adiós”, cantarle canciones.
- Repetir los sonidos que el niño ya sepa decir.