Tos Convulsiva

Tos Convulsiva

La tos convulsa es causada por la bacteria bordatella pertussis, la cual hace que las vías respiratorias se llenen de mucosa. Comienza como un resfrío común con fiebre no muy alta, goteo de la nariz, dolores y una tos muy fuerte. Se agrava gradualmente durante las siguientes semanas y suele ser más severa durante la noche.

Su síntoma característico es el jadeo o estertor, el que ocurre cuando el niño tratan de tragar aire durante o después de un ataque de tos. Puede provocar que el pequeño vomite una cantidad de flema, lo que lo debilita luego de ocurrir por 2 ó 3 semanas.

La infección suele permanecer entre 4 y 6 semanas. Es una enfermedad muy peligrosa, pudiendo ser mortal si no es tratada, principalmente en bebés menores de 1 año. Por suerte, existe una vacuna que está dentro del programa regular de vacunación de los niños y que los protege del contagio, junto con antibióticos que curan este tipo de tos.

¿La tos convulsiva es contagiosa?

La tos convulsiva o pertusis es sumamente contagiosa. La bacteria pasa de persona a persona mediante diminutas gotas de fluido de la nariz o la boca de una persona infectada, siendo transportadas por el aire cuando la persona estornuda, tose o se ríe. Si otras personas inhalan estas gotas o entran en contacto con sus manos, pueden infectarse perfectamente.

Durante la primera etapa de la enfermedad existe un mayor contagio, hasta aproximadamente 2 semanas después de que empieza la tos. Si se trata con antibióticos, se reduce el período de contagio a cinco días después del inicio del tratamiento.

Recomendaciones

Si tu bebé no se ha vacunado contra la tos convulsa, consúltalo con el pediatra. Si tu pequeño se ha expuesto a este mal, comunícaselo al médico en seguida para que analice la opción de darle una dosis antibiótica en forma preventiva. Asegúrate de administrarle la medicación prescripta correctamente y sigue las siguientes recomendaciones:

  • Ayuda a tu hijo durante los ataques de tos. Siéntalo ligeramente inclinado hacia adelante. Ten a mano un balde en caso de que necesite escupir la flema o vomitar.
  • Procura calmarlo lo más posible; si está agitado y ansioso, será más difícil que normalice la respiración. Puedes dormir con él para tranquilizarlo si sufre un ataque nocturno de tos.
  • Si tu niño vomita al toser, dale comida en pequeños bocados livianos, en vez alimentos pesados 3 veces al día.

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