Síndrome de Chédiak-Higashi, una enfermedad poco común

Síndrome Chédiak–Higashi en niños

El Síndrome de Chédiak-Higashi es una enfermedad poco común que afecta los sistemas nervioso e inmunitario, de acuerdo con Medline Plus.

Los niños que la padecen presentan palidez en su piel, así como en los ojos y el cabello.

Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), esta patología es de carácter hereditario y es la causante de que los chicos sean conocidos como grises. Su origen es cromosómico.

Síntomas del Síndrome de Chédiak-Higashi

La Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó que existen signos bastante claros que demuestran la presencia del Síndrome de Chédiak–Higashi, los cuales se presentarán a continuación:

  • Albinismo. Los pacientes poseen cabello plateado y ojos de colores claros.
  • Tendencia a enfermarse. Regularmente son propensos a las infecciones tanto cutáneas como pulmonares, porque poseen defensas muy bajas.
  • Nistagmo. El ojo presentará movimientos espasmódicos de forma constante.
  • Posibilidad de contraer cáncer. Si alguno de los enfermos contrae el virus de de Epstein-Barr (VEB), tendrá altas probabilidades de padecer cáncer, pues el VEB es la causa principal de la aparición de linfomas.

¿Cómo garantizar la calidad de vida de los infantes?

Según la Universidad Francisco Marroquín (UFM) todavía no existen tratamientos para erradicar el Síndrome de de Chédiak-Higashi. Por ese motivo recomienda la utilización de antivirales y antibióticos, con el fin de evitar que este padecimiento se convierta en una «pesadilla para los jovencitos».

Si los fármacos se emplean de manera correcta, se evitará que el Síndrome de Chédiak-Higashi llegue a una fase acelerada, en la que el individuo presentará abscesos en la piel y requerirá de cirugías, así como de tratamientos más fuertes.

La OMS insta a los papás a acudir regularmente al médico dermatólogo, así como a otros especialistas, para mantener un control sobre el mal.

La institución asevera que con eso se impedirá la aparición de otras anomalías como la disminución de la visión, la discapacidad intelectual, la debilidad muscular, los problemas nerviosos en las extremidades, sangrados nasales o propensión a la formación de hematomas, además del entumecimiento.

Si los fármacos no son efectivos, el profesional de la salud podría ordenar un transplante de médula ósea, pues se ha comprobado que es un procedimiento que puede mejorar la condición de los afectados, sobre todo, cuando se practica en las etapas iniciales del Síndrome de Chédiak-Higashi.

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