¡Fuera amígdalas! Adiós dolor de garganta

Amígdalas

La extracción de amígdalas y adenoides es la segunda cirugía más frecuente en la etapa infantil. Este procedimiento quirúrgico es bastante simple y puede solucionar problemas importantes de obstrucción en las vías respiratorias y bajar la frecuencia de las enfermedades en los más pequeños.

Aunque en principio amígdalas y adenoides parecen unos pequeños superhéroes de nuestro cuerpo, por la cualidad de capturar las bacterias y virus que entran al organismo, sus ventajas se ven opacadas por los problemas que pueden provocar en las vías respiratorias, sobre todo en los más pequeños, donde pueden generar obstrucciones de gran volumen dificultando la respiración a niveles peligrosos.

Manuel Aracena, Otorrinolaringólogo de Clínica Avansalud explica que si bien ambos tejidos son parte importante del sistema inmune de una persona, ya que reconocen el germen que está tratando de invadir y mandan de inmediato el aviso para que el sistema desarrolle los anticuerpos para atacar el germen en cuestión, se pueden infectar e inflamar, provocando síntomas como nariz tapada o dolor de garganta. “También pueden bloquear las vías respiratorias y dificultar la respiración, especialmente cuando se duerme, mostrando como primer síntoma el ronquido y pequeños episodios de apneas de sueño”, señala.

Diagnóstico y extracción

A penas se detecta que algo pasa en la salud de nuestros hijos, es indispensable visitar a un especialista, ellos podrán revisar, diagnosticar y medicar según corresponda para cada caso. “Si se requiere una cirugía de extracción de amígdalas y adenoides, en primer lugar se realiza una radiografía de Cavum Rinofaringeo y/o Nasofaringolaringoscopía, con la que es posible determinar si existe hipertrofia de adenoides o amígdalas muy prominente y medir el porcentaje de obstrucción que están generando en el ingreso de oxígeno”, comenta el especialista.

Si bien es poco común ver a pequeños someterse a los rigores de una cirugía con anestesia, se trata de una intervención extremadamente sencilla, que no demora más de 30 minutos, tiempo en que ambos tejidos son extraídos por la boca provocando un pequeño sangrado posterior solamente. “Lo ideal es poder realizar esta cirugía a niños pequeños ya que la resisten mucho mejor” comenta el doctor Aracena, quien además explica que en adultos el postoperatorio presenta mucho dolor y aumenta la probabilidad de hemorragias posteriores a la cirugía.

“Luego de la intervención, desaparecen mágicamente las amigdalitis con fiebre y el malestar general, además mejora la respiración y los cuadros respiratorios asociados” detalla el doctor Aracena, quien también premia a todos sus intervenidos con una dieta alta en helado para ayudar a desinflamar la zona y adormecerla.

Cinco signos para saber si mi hijo tiene amígdalas o adenoides muy grandes

 

–        Respira por la boca

–        Presenta ronquido

–        Babea de noche, incluso mojando su almohada

–        Despierta cansado

–        Presenta fluido nasales, un resfrió permanente.

 

Si tu hijo tiene dos o más de estos síntomas visita a un otorrino infantil quizás requiera de una tratamiento para mejorar su calidad de vida.

 

 

 


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