Esta enfermedad deriva de una complicación en la inflamación séptica de la garganta (angina), causada por la bacteria estreptococo. No obstante, es poco común y la gran mayoría de los niños que sufren ataques seguidos de estas infecciones, no desarrollan fiebre reumática.
Síntomas comunes
- Fiebre.
- Dolor e inflamación de las articulaciones (rodillas, codos, tobillos y muñecas).
- Sarpullido rojizo en el torso, piernas y brazos.
- Letargo.
- Dolor abdominal.
- Problemas cardíacos que pueden ser asintomáticos o pueden ocasionar dificultad respiratoria y dolor torácico.
- Hemorragias nasales.
- Nódulos cutáneos.
- Corea de Sydenham (inestabilidad emocional, debilidad muscular y movimientos convulsivos espasmódicos descoordinados y rápidos que afectan la cara, los pies y las manos).
La fiebre reumática afecta principalmente a los niños de entre 6 y 15 años de edad y ocurre unos 20 días después de una faringitis estreptocócica (amigdalitis estreptocócica) o de una fiebre escarlatina. Si no se tratara, la fiebre reumática podría expandirse al corazón, atacando a sus válvulas, inflamándolas (endocarditis) e impidiendo que se cierren adecuadamente y bombeen de forma eficiente.
La inflamación de las articulaciones (artritis) y los problemas cardiológicos pueden volverse crónicos después de un grave episodio de esta enfermedad.
¿Cómo actuar ante la fiebre reumática?
Si tu hijo sufre de dolor de garganta acompañado de fiebre durante más de 24 horas, llévalo al médico. Cualquier dolor o inflamación en las articulaciones o fiebre posterior a una infección con estreptococos, requiere atención médica inmediata.
Atención médica
- Si sospecha de una infección por estreptococos, el médico tratante le hará un cultivo de garganta, lo que enviará al laboratorio para su análisis. Si ya está instalada la fiebre reumática, el virus causante probablemente ya haya desaparecido, por lo que el doctor confirmará el diagnóstico mediante un examen clínico.
- La mayoría de los casos de esta enfermedad requieren de internación hospitalaria. También debe haber un período de reposo absoluto del menor, en cama y en su hogar, además de un monitoreo minucioso de esta afección.
- El tratamiento seguramente incluirá antibióticos, medicamentos antinflamatorios o corticosteroides, los que reducen la inflamación para ayudar a manejar la fiebre reumática aguda. Es posible que tenga que tomar durante un tiempo (puede que años) dosis bajas de antibióticos, como penicilina, para evitar que la enfermedad resurja.
Existe siempre un riesgo de que la fiebre reumática aparezca de nuevo. Si tu niño sufre de inflamación crónica de las articulaciones, requerirá un tratamiento con fármacos que contienen cortisona u otra medicación contra la artritis.