Seguro tu pequeño ya ha pasado por diferentes situaciones donde padece de diarrea y aun no sabes cómo identificar cuáles son las causas de esto. En el presente artículo se explicarán cuales son los síntomas y las causas de la diarrea para que estés atenta y sepas como combatirla.
La diarrea: es la defecación frecuente y de forma líquida que difiere del patrón normal de un ser humano. En los niños se da de manera recurrente este tipo de problema y en muchas ocasiones esta viene acompañada de moco o sangre.
En los bebés que se alimentan del pecho de la mamá es muy difícil identificar la presencia de una diarrea leve, pues como lo que come es puro líquido sus defecaciones normales serán muy similares a la diarrea.
Síntomas de la diarrea:
Si tu hijo está presenta evacuaciones frecuentes y de manera líquida durante 24 horas y además de esto presenta los siguientes síntomas probablemente este pasando por un problema de diarrea:
- Pérdida de apetito.
- Vómito.
- Pérdida de peso.
En el caso de extenderse por mucho tiempo la diarrea puede ocasionar en el niño deshidratación y esto a su vez puede producir en algunos casos convulsiones, daño cerebral y hasta la muerte.
Causas de la diarrea:
Existen dos tipos de diarreas, las que duran menos de dos semanas (agudas) y las que se extienden por más de ese tiempo (crónicas).
En la diarrea aguada, las causas más frecuentes son:
- Alergias alimentarias, este caso se da si el niño presenta alergia a algún condimento que se haya usado en la preparación de la comida.
- Intoxicación alimentaria, la cual se origina por comer alimentos contaminados por algún tipo de bacteria.
- Gastroenteritis infecciosa, se da por la presencia de virus, bacterias o parásitos.
- Uso de antibióticos.
Además de estas existen otras casus menos frecuentes con las que también se da la diarrea aguada, como apendicitis, invaginación intestinal, entre otros trastornos más graves.
La diarrea crónica, por lo general está causada por:
- Por infecciones parasitarias.
- Enfermedad Celíaca.
- Inflamación intestinal.
- Intolerancia a la lactosa.
- Consumo excesivos de ciertos alimentos.
Y las causas menos frecuentes son, la fibrosis quística, alteración del sistema inmunitario, entre otras. En estos casos es recomendable mantener al niño hidratado con abundante agua y acudir al médico para que evalué la situación y recete el tratamiento indicado.