Obstrucción duodenal: Dicho trastorno impide que la leche o comidas ingeridas por el bebé cumplan el proceso de digestión normal, afectando la correcta alimentación y salud del niño.
Experto: Miguel Guelfand, neonatólogo de Clínica Las Condes
La atresia u obstrucción duodenal corresponde a una malformación congénita que afecta la primera parte del intestino delgado, duodeno. Este trastorno, producido por un desarrollo inadecuado, impide que el conducto no esté abierto y permita el paso de contenidos desde el estómago al intestino delgado.
Lo anterior incide en que el bebé devuelva los alimentos, ya que todo lo que traga no pasa del duodeno para abajo y no realiza el proceso de digestión y alimentación de forma correcta.
Si bien, no se conoce la causa de la atresia duodenal, se cree que puede ser causada por falta de irrigación sanguínea o por componentes genéticos (hereditario), lo cual afecta al desarrollo del intestino entre la semana 8 y 10 de gestación.
¿Como identificar este problema?
Alguno de los síntomas que permiten reconocer esta enfermedad son:
- Inflamación en la parte superior del abdomen del bebé.
- Vómitos tempranos en grandes cantidades que pueden ser verdosos (con bilis) e incluso cuando el bebé no ha sido alimentado por varias horas.
- Ausencia de orina después de las primeras micciones.
- Ausencia de deposiciones después de las primeras heces de meconio.
- Presencia ictericia (la piel de color amarillento). Excesiva salivación.
- Rechazo al alimento.
Tratamiento en recién nacidos y prematuros
En el caso de recién nacidos y menores prematuros, esto es, antes de las 37 semanas de gestación, esta malformación congénita puede ser muy delicada y requerirá de una solución con urgencia.
En la actualidad la medicina ha dado un paso adelante en las intervenciones que se realizan habitualmente para solucionar este problema. Según explica el Dr. Miguel Guelfand, neonatólogo de Clínica Las Condes, “el tratamiento tradicional consiste en someter al niño a una laparotomía, es decir, abrir el abdomen del paciente en forma completa, exponer y cortar el intestino y repararlo. Esto implica una cirugía muy agresiva, que hace que se produzcan mucha más adherencias intestinales con un riesgo potencial que hayan obstrucciones intestinales más adelante”.
Pero existen otro tipo de procedimientos. Es el caso de la laparoscópica, cirugía reconstructiva mínimamente invasiva, a través de la cual es posible intervenir al recién nacido de muy bajo peso de forma segura y eficaz, reduciendo la agresión en pacientes pequeños y las potenciales complicaciones de la cirugía tradicional.
Esta técnica, marca una gran diferencia respecto a la tradicional; disminuye el riesgo a largo plazo de complicaciones intestinales con una mínima agresión al paciente y con la ventaja de que no existe cicatriz posteriormente.
“La intervención quirúrgica tradicional hace que los pacientes se demoren más en realimentarse, ya que la agresión al intestino es mucho mayor, tienen problemas de hipotermia durante la cirugía y a la larga tiene mayor incidencia de obstrucciones intestinales que la cirugía laparoscópica”, asegura el cirujano neonatal.
De esta manera, el gran beneficio que ha demostrado la cirugía mínimamente invasiva, no es sólo respecto a la reducción del corte para realizar la operación, que conlleva menor dolor post operatorio, una recuperación más rápida y un mejor resultado estético, también se traduce en una importante baja de la morbilidad de la cirugía abierta.
Post operatorio
La atresia intestinal es una patologìa frecuente en los recién nacidos quirúrgicos. Dependiendo del sitio, tipo y longitud del intestino comprometido, el pronóstico puede ser desde: no dejar ninguna secuela, o sea, un paciente teniendo una vida totalmente normal, hasta en los casos más graves, requerir de un tipo de alimentación especial y en casos especificos de alimentación parenteral (endovenosa) por un tiempo.
Posterior a una cirugía laparoscópica o mínimamente invasiva en los casos de obstrucción duodenal o intestinal, la mayoría de los niños pueden alimentarse al 3° día en forma progresiva hasta tener una alimentación completa.
En la mayoría de los casos, los niños no poseen mayores problemas y siguen con una vida completamente normal y sin requerir otras cirugías.