Toxoplasmosis en el embarazo

Realizarte los exámenes prenatales a tiempo puede controlar la toxoplasmosis.

Aunque esta enfermedad infecciosa a veces no produce síntomas, la toxoplasmosis en el embarazo puede generar graves efectos en el desarrollo del bebé. Toma nota de las siguientes recomendaciones, para prevenir y curar adecuadamente.

Experto: Rafael Mayorga, ginecólogo de Clínica Las Condes

¿Qué es la Toxoplasmosis?

La toxoplasmosis es una enfermedad infecciosa producida por un parásito llamado Toxoplasma Gondii.

¿Cuáles son sus síntomas?

La toxoplasmosis aguda es, en más de un 90% de los casos, leve y con síntomas inespecíficos, parece más bien un estado gripal ya que presenta decaimiento, adinamia, escasa fiebre, cefaleas, ganglios cervicales, axilares e inguinales sensibles y palpables y trastornos de la visión por coriorretinitis. En las personas inmunodeprimidas, el cuadro puede ser muy violento desarrollándose encefalitis, miocarditis, neumonitis y hepatitis.

¿Cómo se trasmite la Toxoplasmosis?

Se transmite desde los animales a los humanos. Su contagio se produce por varios mecanismos, entre los que destacan la manipulación de la tierra, la ingesta de frutas y verduras mal lavadas, carnes crudas – en especial de cerdo -, lácteos no pasteurizados, agua y alimentos contaminados con heces de gatos y transfusiones sanguíneas. Si la infección se produce durante el embarazo, el toxoplasma puede llegar al feto por vía transplacentaria.

¿Cuáles son sus efectos en las personas?

En las personas con buena salud o con inmunidad o anticuerpos adecuados (inmunocompatibles) se considera como una patología asintomática (Sin síntomas) y benigna. Por el contrario, en personas inmunodeprimidos (con un sistema inmunológico que funciona por debajo del índice de normalidad como pacientes con SIDA, pacientes con cáncer en quimioterapia, etc) y en niños infectados a través de la vía transplacentaria grave e intensa. En este grupo, por el riesgo latente, se incluyen a las mujeres embarazadas, aún si su salud está en perfectas condiciones.

¿Cuáles son sus efectos en el desarrollo del bebé?

En el embarazo, sólo la infección primaria o aguda es relevante ya que en alrededor de un 50% puede pasar al feto a través de la placenta. En la medida que la gestación es de menor edad, mayor es el impacto en el embrión o feto ya que el sistema inmunitario de estos es más inmaduro, pudiendo producirse abortos, malformaciones, muertes in útero, partos prematuros, secuelas y retardos en el desarrollo psicomotor, sordera y ceguera.

¿Cómo se puede identificar esta enfermedad?

El diagnóstico se hace ante la sospecha clínica de un cuadro agudo y/o hallazgos ecográficos, existiendo distintos métodos para verificarlo. El más directo, rápido y seguro, es la PCR (Polimerasa Chaín Reaction) por su especificidad y sensibilidad para captar la presencia del genoma del toxoplasma en la sangre o en el líquido amniótico. Los métodos indirectos, ELISA, IFA persiguen detectar anticuerpos (IgG, IgA e IgM).

¿Cuál es el tratamiento para esta enfermedad?

El tratamiento durante el embarazo es posible tratar esta enfermedad con algunas drogas, las cuales variarán según el período de gestación. El primer trimestre se prescribe el uso del antibiótico con Espiramicina y en los siguientes trimestres se puede agregar Pirimetacina y Sulfadiazina, asociando ácido fólico para prevenir efectos secundarios en la sangre.

Para controlar el estado del bebé es posible realizar una amniocentesis para determinar si el bebé está infectado (se realizará un análisis de ADN especial del líquido amniótico para verificar la presencia del parásito). Además tomarán una serie de ecografías a lo largo del embarazo para constatar que no haya anomalías en el bebé.

¿Qué ocurre si el bebé nace con esta enfermedad?

Al recién nacido y lactante se le debe hacer un seguimiento y eventual tratamiento, de al menos un año e incluso más, ya que algunas secuelas se manifiestan tardíamente.

Es importante destacar que luego de una infección aguda la persona desarrolla anticuerpos los que la dejan inmune a la enfermedad. Por lo tanto se debe realizar prevención, en las mujeres que no han presentado la primoinfección, evitando; manipular la tierra, tener contacto con heces de gato (es mejor que el animal ingiera alimentos envasados en vez de que coma otros animales cazados que pudiesen tener el parásito), cuidar la higiene y cocción de los alimentos por parte de la embarazada.

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