Psicóloga Clínica Nicol Mendoza-Yáñez.
Mamá de 3
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La gestación es uno de los momentos más delicados en la vida de una mujer. La vulnerabilidad emocional la sitúa en un lugar donde necesita un amor y cuidado constante. Empoderar a la mujer, futura madre, es uno de los mejores métodos para prevenir y cuidar su salud, en consecuencia, la del bebé.
Todos tenemos una idea más o menos unificada respecto de los cuidados necesarios durante el embarazo. Generalmente al ver a una mujer embarazada, o al enterarnos de alguna familiar, amiga o colega que está en espera de un bebé nos predisponemos a un trato diferente. Generalmente intentando reducir todo lo que pueda significarle cansancio físico o preocupándonos de que incremente su alimentación habitual.
Sin embargo, hay muchas ocasiones en las que estas mujeres no reciben los cuidados necesarios, algunas veces ni siquiera mínimos, para resguardar lo más importante durante el proceso que está viviendo: su bienestar psicológico.
Desde el cuidado de su Salud Mental, se podría sugerir:
-Que quienes sean significativos para ella (habitualmente en este grupo entran su pareja, hermanos, padres, amigos de toda la vida) estén pendientes. No sólo de “cuánto come”, o las cosas evidentes. Sino de hacerla sentir importante. No enferma o desvalida, sino todo lo contrario. Capaz y dichosa.
-Escucharla activamente. Este acto consiste en más que sólo oír de medio lado y responder “sí, claro”. Es importante hacer valer su opinión, sobre todo cuando te relate que leyó o aprendió algo nuevo sobre la nueva etapa que se apronta. Ahondar, hacerle preguntas, pues seguramente en ese mismo repetir de lo que ha aprendido irá sintiéndose más segura de sí misma en este nuevo rol.
-Entender que cada embarazo es una experiencia nueva. No obviar a la mujer que está gestando por 2da o 3ra vez. Tomar cada vivencia como única. Recordemos que detrás de esa mujer-madre hay una persona integral, y que el bienestar del bebé depende in útero 100% del ánimo de la madre (En la actualidad existen estudios que dan cuenta de este fenómeno)
-En el espacio privado tratarla con cariño. Sí, aunque parezca “obvio” resulta que si nos detenemos a mirar qué es lo que ocurre realmente, en la vida real, esto no sucede como lo imaginamos. Decirles que están lindas, que tienen que confiar en ellas, que seguramente van a ser la mejor madre que ese bebé pudo tener. Que gracias por hacernos abuelos, tíos, etc. Palabras de reconocimiento.
-En espacios públicos hemos sido testigos de cómo las mujeres embarazadas son ignoradas para no cederles el asiento preferencial, se les pasa a llevar al pasar por un tumulto de gente que “no se dio cuenta que tenía guatita”, o se le hacen comentarios inapropiados como “¡uy! No sabía si estaba embarazada o gordita”. En este escenario deberíamos actuar siempre, aún cuando la mujer en cuestión fuese una total desconocida para nosotros. Es una propuesta ética, básica, del cuidado por ella.