Placenta previa ¿qué es, cómo se detecta, qué hacer?

placenta previa

La placenta es un órgano fundamental en la generación de un nuevo ser humano. Constituye el vínculo principal entre la madre y su hijo y es la encargada de otorgar elementos vitales para el bebé en gestación, tales como oxígeno y nutrientes a través del cordón umbilical.

La placenta se desarrolla dentro de las paredes uterinas. En un comienzo está ubicada en la parte inferior del útero, pero con el crecimiento de éste se va desplazando hacia la parte superior donde hay una mayor irrigación sanguínea. Pero, ¿qué pasa cuando estamos ante un caso de placenta previa?

Cuando esto no ocurre y la placenta queda en la parte de abajo del útero cubriendo el cuello uterino, estamos frente a una complicación llamada placenta previa, que puede tener diversas consecuencias tales como hemorragias, adelanto del parto o cesárea. Esta condición se detecta por medio de una ecografía que se realiza entre los 4 y 5 meses de embarazo.

Tipos de placenta previa

Existen varios tipos de placenta previa dependiendo de su complejidad. Se denomina placenta previa completa cuando recubre el cuello uterino totalmente. Cuando tapa sólo una parte del orificio cervical una vez que el cuello del útero ya ha empezado a dilatarse, estamos frente a una placenta previa parcial.

Por otra parte, en caso de que la placenta se encuentre a dos centímetros aproximadamente más arriba del cuello del útero, se llama placenta baja.

Hay algunos factores que incrementan el riesgo de padecer placenta previa, como haberla tenido en embarazos anteriores, poseer un embarazo múltiple, haber tenido cesáreas u otro tipo de cirugía en el útero, consumir cocaína y fumar. A mayor edad de la mujer y mientras más hijos haya tenido, aumenta la probabilidad de tener esta complicación.

Si te han detectado placenta previa durante el primer trimestre de embarazo, hay que esperar que la gestación progrese, ya que con el estiramiento del útero esta complicación tiende a desaparecer. Muy pocas mujeres continúan teniendo placenta previa al momento de dar a luz. No obstante, si tienes placenta previa total, es más probable que se mantenga así hasta el final del embarazo, que si sólo tienes placenta parcial o baja.

Si tienes placenta previa, el médico podría recomendar hacer reposo pélvico. Esto significa que no podrás tener relaciones sexuales o exámenes vaginales hasta que termine el embarazo. Con el fin de extremar las precauciones, puede que te aconsejen no realizar actividades que podrían desencadenar una hemorragia, como hacer deportes o esfuerzos pesados.

También es probable que necesites tener a tu hijo por cesárea, ya que la placenta bloquea el paso del bebé y al dilatarse el cuello uterino, podría sangrar mucho. Aún así si se trata de una placenta previa parcial.

Si tienes placenta previa y durante el tercer trimestre de gestación empiezas a sangrar o a tener contracciones, te hospitalizarán para controlar una posible hemorragia.

Cuando la placenta previa se arraiga al útero y no se desprende fácilmente en el parto, se denomina placenta accreta. Esta condición puede causar una hemorragia muy grave que podría requerir una histerectomía o extirpación del útero, y una transfusión sanguínea. En este caso es probable que tu bebé nazca prematuro.

Siempre hay que tener precaución y estar atentas cuando se tiene placenta previa, ya que es posible tener graves hemorragias tanto durante como después del parto. Esto ocurre porque al contraerse el útero después de la cesárea, se contrae mucho más la parte superior que la inferior, que es donde se había implantado la placenta en este caso, por lo que las contracciones no son tan efectivas para finalizar la hemorragia.

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