Mascotas y embarazo: Tal vez te agrada pasear a tu perro por la mañana en el parque o quizás prefieres descansar recostada en tu sofá con un buen libro mientras tu gato ronronea. ¡Relájate! No tienes que deshacerte de ellos, sólo toma ciertas medidas de seguridad e higiene para seguir disfrutando de tu mascota.
Experto: Augusto Rolle, ginecólogo de VidaIntegra
Sin duda los animales son siempre una excelente compañía en toda etapa de tu vida. Y en el embarazo no tienes por qué privarte de su cariño, sólo debes tomar ciertas medidas para mantener un embarazo saludable y así seguir disfrutando de tus mascotas. Un perro bien entrenado no representa ningún peligro puntual para ti mientras estás embarazada. Aquí te damos algunos consejos:
Perros
- Si es de raza mediana o grande, existe el riesgo de que pueda saltar y golpear tu abdomen mientras estés parada, acostada o sentada en una silla. Entrena a tu perro para que no haga eso o es recomendable que esté bajo vigilancia mientras tú descansas.
- Si tiene malos hábitos como morder cuando juega o saltar encima de la gente, aprovecha este tiempo para enseñarle buenos modales antes de la llegada del bebé.
- Si tú y tu perro tienen una relación muy estrecha, pídele a tu pareja o a otro familiar que comparta más con él. Como el bebé nuevo te tomará tiempo y afecto, es bueno que tu mascota genere lazos de cariño con otras personas para que después no resienta tu ausencia.
- Es bueno que revises su ficha veterinaria para asegurarte que tiene sus vacunas y antiparasitarios al día.
- También conviene ser muy riguroso con sus hábitos de higiene, como cortarle las uñas, bañarlo y limpiar sus platos con agua y jabón periódicamente para evitar la propagación de algunos parásitos habituales.
- El reto con los perros generalmente se produce después de que nazca el bebé para que se adapte al nuevo miembro de la familia.
Con respecto a las infecciones que pudiesen transmitir los perros, el doctor Augusto Rolle, ginecólogo de VidaIntegra, explica que “los principales riesgos se refieren a la transmisión de enfermedades parasitarias, entre las que destaca la hidatidosis, u otras parasitosis intestinales; ahora, si el perro ha sido bien controlado y desparasitado, no debería tener problemas. Eso sí hay que tener mucho cuidado, especialmente si el animal duerme en la cama, ya que los celos pueden causar un ataque con serias consecuencias, al sentir que llega un extraño a ocupar su lugar a la cama”.
Gatos
La toxoplasmosis es una infección que puede transmitirse por contacto con heces de gato y se plantea como riesgo grave para tu bebé, incluyendo:
- Retraso mental
- Ceguera
- Dificultades de aprendizaje
- Muerte fetal
- Trabajo de parto prematuro
Aunque aproximadamente el 50 por ciento de las mujeres es inmune a la infección (cifra que aumenta cuando se ha estado expuesta a los gatos por un largo tiempo), no es recomendable que viajes junto a tu gato. También puedes reducir las probabilidades de contraer toxoplasmosis siguiendo algunos consejos:
- La exposición a las heces del gato se produce normalmente en el jardín, donde pueden enterrar sus excrementos, o mientras cambias la basura. Por lo tanto pídele a tu pareja o a un familiar que saque la basura. Y, si estás arreglando el jardín, lo sano es que utilices guantes.
- Prueba de inmunidad a la toxoplasmosis. Se trata de un simple análisis de sangre que tu médico pedirá que te hagas.
- Después del nacimiento, no dejes a tu bebé junto al gato sin supervisión. Los gatos son algo ariscos y si se ven amenazados podrían reaccionar.
Otras mascotas
Las personas que tienen otro tipo de mascotas (ranas, roedores, tortugas, iguanas) deben tener cuidado en los primeros meses de vida del bebé, pues pueden contraer salmonelosis, una infección transmitida por las heces de estos animales y que afecta básicamente el tracto gastrointestinal. Sin embargo, durante el embarazo no implican un riesgo importante. Lo ideal es encargar su cuidado los primeros meses de vida del bebé para evitar cualquier tipo de transmisión de enfermedades.
En caso de alergias
Las alergias también pueden interferir en la relación entre la mascota y su dueña, aunque no siempre signifique tener que separarse de ella. Si la mamá es alérgica, el bebé también podría serlo. Si, por el contrario, no existe rechazo, puedes convivir con absoluta normalidad.
Las manifestaciones de la alergia a los animales son la rinitis, el asma o la conjuntivitis. Sin embargo, se puede comprobar científicamente a través de pruebas cutáneas, que consisten en estimular el sistema inmune con un extracto de una sustancia propia de gato o de perro. A la persona que es alérgica, le sale una roncha.