Tener un hijo es una responsabilidad compartida por la pareja en todo sentido, ya que los hombres tienen emociones y expectativas igual que las mujeres ante la llegada de su bebé.
Experto: María Sandoval, sicóloga especialista en Familia, Infancia y Adolescencia.
Normalmente nos centramos en los cambios que suceden a las futuras mamás durante el embarazo y después se añade nuestro bebé: cómo se desarrolla, cómo saber comprenderlo y, por supuesto, ayudarlo. Pero en la ecuación hay otro elemento de vital importancia: el papá. En este período él también tiene vivencias, dudas y sentimientos.
Desde el primer momento del embarazo las madres sienten la presencia del bebé, ya sea por los cambios hormonales, los cambios en el cuerpo, y sobre todo en el momento en que se notan sus movimientos dentro del vientre. Para que papá también pueda sentirse protagonista de esta historia se le debe incluir en estas experiencias.
Según explica la psicóloga María José Sandoval Belmar, especialista en Familia, Infancia y Adolescencia, “es de gran importancia la presencia y participación del padre durante el embarazo, ya que beneficia la vinculación con el hijo o hija por nacer, además de la relación con la madre. Además padre y madre deben establecer una buena comunicación desde el comienzo y definir funciones en relación al niño/a, comprometiéndose con su nuevo rol, enfocado en generar un buen ambiente para el bebé, en el cual éste pueda desenvolverse con naturalidad y desarrollarse adecuadamente”.
En la actualidad, cada vez son más los hombres que participan en el embarazo, ya que conocen los beneficios que conlleva el tener una mayor cercanía con su bebé, por lo que nace de ellos el querer involucrarse tempranamente con su hijo.
Sin embargo, pueden existir algunos hombres que tomen distancia de este proceso, debido a sus propias inseguridades. “Es común que en durante este proceso tenga temor a enfrentarse al nacimiento del bebé, ya que preocupaciones como la salud del bebé o si él mismo podrá satisfacer todas las necesidades básicas que presenta el tener un hijo. Ante esta situación lo mejor es no invadirlo y darle el espacio que necesite para afrontar estas inquietudes”, sostiene la especialista.
Otra situación común es la sensación de no sentirse “tan padre” hasta el momento del conocer en vivo y en directo a su hijo. Pero en la actualidad la tecnología a través de las ecografías y ultrasonidos en tercera dimensión han ayudado mucho a anticipar este momento y así lograr una vinculación afectiva con el hijo tempranamente y comenzar a mentalizarse en su rol de padre.
Por su parte el momento del nacimiento permite que el padre logre un contacto físico importante, donde se concreta todo lo que él había metalizado y concreta sus responsabilidades parentales desde el minuto en que el bebé nace, preocupándose en el instante por su vida, aflorando el instinto de protección.
¿Cómo hacer participar al padre?
- Incorporar al padre en la mayor cantidad de actividades relacionadas con el embarazo, nacimiento y crianza.
- Hacer parte al padre de las decisiones que se deben tomar.
- Aprovechar instancias como las citas al ginecólogo (ecografías), participar en la decoración del dormitorio del bebé, comprar ropa, pensar en el nombre, conversar e imaginar en pareja cómo será su hijo/a.
- Busca un espacio para los tres como hacerlo escuchar los latidos de su hijo, que acaricie tu vientre para contestar a sus movimientos, etc.
- Incentivarlo a estar en el momento del parto, incluso a que corte el cordón umbilical.
- La comunicación verbal con el bebé es importante, para que el niño logre reconocer su voz y puedan sintonizarse el uno con el otro; de esta manera, cuando el bebé esté intranquilo o ansioso, podrá tranquilizarse no sólo con la madre, sino también con el padre.
- Generar una rutina diaria, en la cual el padre pueda conversar con su hijo, ponerle música, leerle un cuento, etc. provoca en el padre la necesidad de vincularse frecuentemente con su hijo, sintiendo que existe un espacio para la comunión entre ellos.
También es importante que el padre logre mentalizar a su hijo desde su gestación, construir representaciones mentales de su hijo en conjunto con la madre, que significa imaginar cómo será el niño o niña, sin invadir los pensamientos de expectativas respecto a lo que será este niño, porque esto es difícil de predecir ya que depende también de factores ambientales y fácilmente provocaría frustración, sino simplemente imaginarlo física y emocionalmente (a quién se parecerá más por ejemplo, generando conjeturas simplemente), lo que generará tanto en la madre como en el padre emociones que los vinculan significativamente al niño que es esperado.