Además de ser más vulnerables a sufrir malformaciones durante su gestación e infecciones durante sus primeros meses de vida, los hijos de madres fumadores tienen un riesgo doblemente mayor de muerte súbita, según advierte el informe difundido por el Colegio profesional en el marco del Día de la Obstétrica.
“Estudios muestran que el consumo de tabaco durante el embarazo es culturalmente aceptado y que el 10,3% de las embarazadas reconocen fumar en Argentina, uno de los porcentajes más altos de América y del mundo”. Pero además hay “algunos obstetras que dicen que fumar hasta cinco cigarrillos por día está bien, cuando esto no es así, ya que no hay un nivel seguro de consumo de tabaco durante el embarazo”, explican desde la entidad profesional.
“Está comprobado que fumar unos pocos cigarrillos por día expone al feto a más de 7.000 sustancias tóxicas que pueden afectar su desarrollo y crecimiento. Y aunque la madre no fume, pero sí lo haga algún familiar, el humo ambiental, también afecta al feto, ya que disminuye la circulación de sangre a través de la placenta lo que hace que, reciba menos oxígeno y nutrientes”, agregan.
Como resultado ello, “los bebés de madres fumadoras tienen mayor riesgo de contraer infecciones respiratorias como otitis, bronquitis y neumonías; de nacer con malformaciones congénitas, entre ellas labio leporino, paladar hendido y malformaciones cardíacas; y de sufrir síndrome de abstinencia a la nicotina al nacer, sobre todo en los casos de madres que fuman mucho, lo que hace que sean muy irritables”, aseguran desde el Colegio provincial.
Pero entre los riesgos asociados al consumo de tabaco durante el embarazo también se encuentra el hecho de que las madres que fuman -como ha sido observado en varios estudios- tienen una menor probabilidad de amamantar a sus hijos y una mayor chance de hacerlo por menos tiempo que las demás.
“La leche materna tiene muchísimos beneficios para el bebé; protege contra infecciones y fomenta el vínculo con su mamá. Si una mamá no puede dejar de fumar, es importante que se lave bien las manos y deje pasar al menos treinta minutos después del último cigarrillo para amamantar”, recomiendan desde el Colegio.
“Con un asesoramiento y un control adecuado las mujeres fumadoras que abandonan el tabaco antes o en el transcurso del embarazo reducen los riesgos para sus bebés -aseguran las obstétricas-. Lamentablemente sólo la mitad de las embarazadas deja de fumar durante el embarazo y, de las embarazadas que abandonan el cigarrillo, es alta la proporción que vuelve a fumar al término de él”.
Fuente: eldia.com