Durante el embarazo, las hormonas maternas empiezan a configurar el lazo afectivo entre la mamá y el niño. Por eso no debemos sorprendernos si desde el embarazo sentimos amor por nuestro hijo, sin siquiera conocerlo.
Las hormonas maternas empiezan a configurar el lazo afectivo entre la mamá y el niño en la gestación, éstas se van produciendo durante todo el embarazo y se tornan aún más fuertes a medida que transcurren las semanas.
Cómo nace el amor por nuestros hijos
El importante papel de la oxitocina
- Cuando ya estamos próximas a la fecha de parto, nuestro cerebro comienza a producir mayor cantidad de oxitocina, la función de esta hormona es despertar y hacer más fuertes los instintos maternos, por eso nos permite tener más actitudes y comportamientos maternales.
- En el caso de las mamás embarazadas, el principal objetivo de esta hormona es disminuir el estrés.
- Aumentar la ilusión de prepararse para la llegada del niño.
- Esta hormona ha sido estudiada arduamente en los últimos años.
- Diversos estudios indican que, en animales, la oxitocina tiene un rol fundamental en la mayoría de los comportamientos sociales.
- Es así como es relevante para la crianza de las crías, hasta la formación de relaciones sólidas y duraderas.
¿Qué pasa con aquellos que no desarrollan oxitocina?
- Los animales que no la producen, no se interesan por sus crías y se dedican a buscar distintas parejas cada temporada.
- En cambio, aquéllos que la producen, se caracterizan por ser papás más cuidadosos y tener parejas más duraderas.
- Es decir, una vez que el organismo de la mamá empieza a generar más de esta hormona durante el embarazo, literalmente, por las venas circula más amor.
Diferentes estudios indican que el corazón del niño empieza a latir más fuerte una vez que oye la voz de la mamá. Es este sonido el que seguirá estimulándolo y también lo reconfortará a lo largo de los años.