Maltrato en el embarazo: En cualquier caso esta conducta resulta dolorosa y compleja, pero cuando la afectada es una futura mamá las consecuencias también afectan al bebé.
Experto: Edmundo Campusano, psicólogo y docente de la U. Mayor
Asimismo, la única que puede decidir cómo terminar con esta situación es la mujer.
El abuso se puede entender como aquellas conductas que transgreden la libertad y los espacios privados de las personas. Una de las formas de practicarlo es a través de agresiones verbales, las cuales repercuten en la esfera psicológica de la víctima.
Sin embargo, cuando la afectada es una mujer embarazada hay más factores en juego. Edmundo Campusano, psicólogo y docente de la U. Mayor explica que “en el estado de embarazo se producen varios elementos psicológicos en la mujer que la impactan de manera diferente. Durante este periodo existe una sensibilidad especial que se relaciona con la protección a la vida que se lleva dentro, y que la expone a sufrir un deterioro emocional”.
Esta situación genera estrés en la mujer y, por ende, un desbarajuste emocional que no solo la afecta a ella sino que también al feto. Algunos estudios revelan que las consecuencias del estrés pueden ser bajo peso al nacer, mayor riesgo de partos prematuros y pérdidas.
¿Por qué se producen estos abusos?
El psicólogo de la U. Mayor expone que es muy inusual que esta conducta se produzca solo durante los meses de gestación. Es decir, se detona con anterioridad. No obstante, en algunas ocasiones el abuso es una respuesta del agresor frente a una situación no deseada o planeada, en este caso, la llegada de un hijo.
¿Qué hacer en caso de abuso?
En primer lugar, la mujer debe estar consciente de lo que quiere hacer. Si desea terminar definitivamente con la relación, lo mejor es que siga un proceso legal con todo lo que ello implica. Pero, si no está segura de romper con su proyecto de pareja, es aconsejable que consulte a un especialista que sea capaz de determinar lo que está sosteniendo esta conducta y qué es lo que deben hacer para romper ese círculo. Según el psicólogo, “este tipo de relaciones (agresivas) son adictivas y los involucrados no saben cómo resolver el problema”.
Para tomar una decisión, es importante analizar si las acciones abusivas se repiten constantemente. Es decir, si en la mayoría de las ocasiones la pareja no respeta ni valida las elecciones del otro. “Cuando se instala la semilla del no respeto se genera un modo, medianamente, agresivo de relacionarse. Esto sumado a la inmadurez e inconsciencia puede propiciar el ambiente para que alguna vez exista abuso”, señala Campusano.