Equipo Periodístico Facemamá
Las mamás solteras tienen que velar por varias cosas a la vez: criar a sus hijos, ocuparse de la casa y, además, trabajar para sostener a su familia.
En algunos casos, no tener a un hombre al lado es opcional: hay mujeres que deciden tener hijos a pesar de no tener una pareja estable con quien compartir la crianza. Mientras que en otros casos, una mujer puede quedarse sola sin quererlo, ya sea por una separación o la muerte del cónyuge.
Tener responsabilidades añadidas puede significar una carga, en la medida que éstas no dejen tiempo libre para otras actividades o supongan un peso emocional para la mujer. Por esta razón, es fundamental que la madre busque apoyo en sus cercanos, quienes pueden formar una “red de contención”.
No se trata de buscar un reemplazante para el padre, sino más bien de tener un grupo de personas confiables que puedan aconsejarle, contenerle, escucharle y compartir con ella y sus hijos.
Durante el embarazo es muy positivo que vaya acompañada a las diferentes actividades, como a controles médicos, ecografías o charlas. También puede elegir a alguien para que esté presente en el parto. Puede serle muy útil tener a alguna amiga dispuesta a ser niñera cuando se necesite.
La madre debe ser realista y asumir que no podrá hacerlo todo perfecto o a tiempo. En algunos casos, la terapia psicológica da buenos resultados para ayudar a la mujer a ordenar sus emociones y llevar una rutina equilibrada y sana.
Es vital tener claro que esta fase de soltería puede ser temporal, y que la mamá también puede poner sus energías en otras tareas, ampliar su círculo social y estar abierta a encontrar pareja nuevamente. De esta manera, no sentirá que la llegada del bebé coarta su libertad o su posibilidad de realizar sus proyectos y sueños; más bien, logrará unificar todos los ámbitos de su vida.