El cáncer de mama es un diagnóstico amenazante y enormemente estresante para todas las mujeres. Más aún cuando la noticia aterradora llega durante el embarazo.
Pero aquí también se puede combatir la enfermedad, y sin dañar al niño. El tratamiento se puede planificar con tranquilidad una vez realizado el diagnóstico. Es similar a la de las mujeres no embarazadas.
La cirugía y la quimioterapia son posibles durante el embarazo, y la quimioterapia se lleva a cabo en el segundo y tercer trimestre del embarazo.
Cualquier terapia de radiación o de hormonas y anticuerpos necesarios se pospone a un punto en el tiempo de dos a tres semanas después del nacimiento. Esto debe tener lugar cuando el niño por nacer ha alcanzado la madurez suficiente.
Cáncer de mama en el embarazo ¿Qué considerar?
Debe haber al menos tres semanas entre la quimioterapia y el parto. Cuatro semanas después de completar el tratamiento contra el cáncer, una mujer puede amamantar a su hijo.
La anticoncepción hormonal después del tratamiento inicial del cáncer de mama se considera riesgosa. Existen procedimientos alternativos, como la inserción de un DIU de cobre en el útero. Sin embargo, la fertilidad también puede verse afectada después de la quimioterapia.
Es poco probable que el embarazo después del tratamiento inicial del cáncer de mama aumente el riesgo de que el tumor regrese. Se recomienda un intervalo de al menos dos años entre la terapia y el embarazo.
El lapso de tiempo desde la primera sospecha hasta el diagnóstico final de la enfermedad es durante el embarazo significativamente prolongado. Los hallazgos poco claros también deben aclararse más durante el embarazo. Una mamografía también se puede usar con seguridad
No sucede con frecuencia, pero a veces las futuras madres tienen cáncer de mama. Quedar embarazada no causa el cáncer, aunque los cambios en las hormonas del embarazo pueden hacer que la enfermedad crezca más rápido.
Tus senos se espesan mientras esperas, y eso puede dificultar la detección de pequeñas masas o bultos. Debido a esto, los tumores de cáncer de mama a menudo son más grandes y están más avanzados cuando se notan.
Esto hace que sea muy importante hacerse exámenes de los senos durante el embarazo. Cualquier bulto o síntoma sospechoso debe ser revisado por un médico.
¿Cómo se diagnostica?
Lo mejor que puedes hacer durante el embarazo es visitar a tu médico con regularidad. Estas visitas se denominan controles prenatales o antes del nacimiento y son cruciales para que tú y tu bebé se mantengan en la mejor salud posible. Durante algunas de estas visitas, es posible que te hagan exámenes de los senos para verificar si hay cambios.
Una mamografía se considera bastante segura durante el embarazo, pero puede no ser tan útil debido al aumento de la densidad de los senos. Una mamografía tridimensional puede ser una mejor opción.
Si se encuentra un bulto sospechoso, tu médico debe realizar una biopsia. Extraerán una pequeña muestra del tejido sospechoso con una aguja o haciendo un pequeño corte. El tejido de muestra se examina bajo un microscopio y con otros métodos para buscar células cancerosas.
¿Qué le sucede a mi bebé si tengo cáncer de mama?
Terminar un embarazo no mejorará las posibilidades de una mujer de vencer el cáncer de mama. Además, no hay evidencia de que el cáncer dañe al bebé. Pero los tratamientos tienen riesgos.
La cirugía, en general, es segura durante cualquier trimestre del embarazo. Si el cáncer aún se encuentra en sus etapas iniciales, lo más probable es que tu médico le recomienda extirpar el bulto sospechoso tumorectomía o todo el seno mastectomía.
Si estás en el primer o segundo trimestre, la mastectomía es la cirugía preferida. La lumpectomía suele ser una opción para las mujeres diagnosticadas en el tercer trimestre. Por lo general, la radioterapia no comienza hasta después del embarazo porque puede dañar al bebé.