Tras un divorcio, todo cambia. Los padres deben crear la manera de coexistir en paz y asegurarse de que los niños no sientan que ellos también se han divorciado. Si tienes una custodia compartida, puedes lograr que funcione, para el bien de tus hijos.
Tengan una buena relación
Llevarse bien con el ex es complicado, en especial si se han dañado. Pero para que la custodia compartida pueda darse, es fundamental tener una buena relación; al menos ésta debe ser cordial y sin malos tratos. Si no es así, si no hay respeto mutuo, cada vez que tengan que verse será una molestia y los niños se verán afectados irremediablemente.
Vean la disciplina desde la misma óptica
Desautorizar al otro progenitor es muy contraproducente. Nunca deberían desacreditarse el uno al otro en cuanto a cómo disciplinar a los hijos. Si uno impone un castigo por alguna mala conducta, el otro debe respetar eso, aunque no haya sucedido en su presencia. Así, los niños estarán en un terreno neutral, en el que ambos son los buenos de la película y no sólo uno de los 2.
No definir al ex como un mal padre
Estar separado o divorciado no implica automáticamente que se haya fracasado como padre. Tampoco se debe transmitir esta idea negativa a los hijos.
Respetar la opinión del otro
Si tienes que conversar con tu ex pareja, debes estar dispuesta a considerar lo que dice; aunque no estés de acuerdo, se puede escuchar y pensar en cómo él o ella ve las cosas. Después de todo, tiene el derecho de opinar en lo que respecta a sus hijos. Pide su opinión antes de decidir algo y ten en cuenta sus expresiones. Deben verse como un equipo unido, aunque ya no vivan en la misma casa.
Permitir el contacto con sus familiares
Aunque los niños ya no viven con sus dos padres, es importante que estos sigan compartiendo con las familias de ambos de manera periódica, recuerden que es una necesidad de tus hijos mantener el contacto con sus familiares.
Es importante que ambos padres consideren lo expuesto anteriormente para llevar una custodia compartida exitosa, por el bien de sus hijos, ya que son ellos quienes se ven afectados directamente si se dan cuenta que sus progenitores no se llevan bien o si no pueden ponerse de acuerdo en algún momento. Recuerden también expresar a su pequeños en todo momento lo mucho que los quieren y lo importante que son para los dos aun cuando ya no sean pareja.