Bajo el término «eczema» abarcamos una serie de trastornos cutáneos, caracterizados por el enrojecimiento o irritación de la piel, además de la aparición de granos o ampollas que están llenas de líquido. La forma más común se llama dermatitis atópica y es frecuente en los bebés.
Los niños que desarrollan eczemas tienen antecedentes familiares de asma, fiebre del heno y otras alergias. Los especialistas afirman que los bebés heredan rasgos genéticos de los padres que los vuelven susceptibles y propensos a padecer este trastorno.
¿Qué puedo hacer si mi hijo tiene Eczemas?
- No debemos intentar aplicar productos caseros, lo importante es consultar con el pediatra o dermatólogo.
- Debemos evitar los baños calientes muy seguidos, para que no se reseque la piel.
- Utilizar jabones neutros (sin fragancias o químicos externos).
- Consultar con el pediatra si podemos aplicarle gel de baño elaborado con avena para aliviar la picazón en la piel del bebé.
- Secarlo sutilmente, sin frotarlo demasiado con la toalla.
- Evitemos tejidos irritantes como la lana, las fibras sintéticas o los materiales vastos.
- Usemos de preferencia el algodón.
- Con una toalla de algodón humedecida, apliquemos compresas de agua fría sobre las áreas irritadas para refrescarlo.
- Limar sus uñas para que no se rompa la piel al rascarse.
- En caso de que se rasque por la noche, podemos colocarle unos guantes finos y cómodos a la hora de dormir.
- El calor reactivar el eczema, estemos atentas al clima.
- Eliminemos cualquier alérgeno conocido, como ciertos alimentos, el polvo o la caspa animal.
- Hagamos que nuestro hijo tome abundante agua, para que su piel esté bien hidratada.
El eczema se presenta durante la infancia, expertos señalan que el 65% de los niños desarrollan síntomas en el primer año de vida y en el 90% de los pacientes las manifestaciones aparecen antes de los 5 años.
La erupción aparece como piel gruesa, seca y escamosa, además trae consigo granitos o ampollas que se llenan de líquidos y se pueden infectar si se rascan y rompen.