Alimentado, protegido y rodeado de calor: así crece tu bebé mientras se prepara para nacer. Paradisíaco. ¿Cómo hacerle aún más agradable la estancia en tu vientre? No hace falta esperar a que el bebé nazca para contarle cuánto le queremos. El vínculo con nuestro hijo comienza en el embarazo, e incluso antes, cuando empezamos a soñar con él. Estas son las veinte maneras de decir te quiero al futuro bebé. Seguro que a ti se te ocurren muchas más.
Mensajes de la hermana mayor
O del hermano. Los mayores, especialmente cuando ya tienen dos años o más, tocan el vientre de mamá sin timidez y con contundencia. “¡Hola, bebé!”, dicen, pasando una manita por la piel del vientre. Cuando lo hacen, el feto recibe el eco de una voz aguda y además, registra el sonido de la voz de sus hermanos. Los reconocerá de inmediato cuando llegue al mundo.
¿Problemas en el trabajo?
¿Te has enfadado en el trabajo? ¿Has discutido con tu compañero? El estrés en el embarazo no le hace ningún bien al bebé, pero no se puede evitar: el embarazo no tiene lugar aislado de la vida normal. Existen nuevos y consoladores descubrimientos de los psicólogos prenatales que aseguran que el feto es un ser especialmente conciliador. Inmediatamente percibe el torrente de sensaciones de la madre y con él, el nivel de adrenalina en sangre, pero la tranquilidad y la reconciliación borran las experiencias menos agradables en las que el bebé también participa desde el útero. Y la armonía a cualquier precio no vale la pena, porque el cerebro sólo aprende a superar las impresiones menos agradables mediante altibajos anímicos.
Mimo-Aroma
Si has comido en un restaurante indio o vietnamita y probaste algo picante, tu bebé también se deleitará: alrededor de una hora después, los aromas fuertes, como el del curry, “sazonan” el líquido amniótico. Las moléculas de las especias transitan a través del cordón umbilical y llegan directas al cuerpo del feto. Y pronto su piel cede algo de este aroma al líquido amniótico. Solo un poco, pero perceptible para el bebé, que disfruta con esa sensación.
En torno a la 20 semana de gestación ya se han formado las células olfativas en la mucosa nasal, las receptoras de los aromas. A ello se suma la abundancia de sabores que puede captar el feto con su lengua y su paladar, ¡alrededor de tres veces más que un gourmet adulto! Ese completo aparato gustativo sólo espera ahora ser estimulado.
La mano de mamá
Estás sentada en una reunión, totalmente concentrada en tu trabajo, ¡y de pronto tu pequeño se hace notar! Automáticamente, acaricias tu tripita en la zona donde el bebé ha empujado. Aunque no creas en la medicina natural, a través de tu mano transmites un flujo de energía al feto, que siente tu cercanía y cariño. Y es que no hay nada más importante para el pequeño que tú.
Papá, presente con las ecografías
Ver al bebé es posible con una ecografía. Lo más bonito es verlo juntos. Ya en los primeros momentos, cuando el futuro padre no puede sentir nada desde fuera, surge a través del monitor un vínculo fuerte con su bebé, por lo que se le hará menos extraño hablar al vientre de su pareja.
La noche en vela
Cuando te tumbas para dormir, tu bebé suele estar especialmente espabilado, porque la placenta tiene en ese momento una muy buena circulación sanguínea, lo que da energía al bebé. Así que tu descanso lo despierta e incita a moverse. Si quieres dormir no te enfades, porque te desvelarás. Lo mejor es que te tumbes de lado, apoyando tu espalda y tu vientre contra unas almohadas y colocando otra pequeña entre las rodillas. Una leche caliente con miel, una canción de cuna y buenos pensamientos son la mejor solución para que pronto durmáis los dos.
El tiempo libre de mamá
En el primer embarazo, el tiempo suele ocuparlo mayoritariamente el trabajo, que roba mucha energía mientras la tripita crece. En el segundo, la curiosidad de tu primer hijo por los cambios que estás experimentando te deja menos tiempo para disfrutar tranquilamente tu estado. Naturalmente, al feto no le hace daño no recibir atención constantemente, pero los momentos en los que puede monopolizar los pensamientos y sentimientos de su madre le hacen bien.
¿Cómo se consigue? En yoga, por ejemplo, o en los cursos de preparación para el parto, se logra establecer en calma mucho contacto con el bebé y eso lo siente el pequeño: con frecuencia aumentan sus movimientos y si no, se tranquiliza completamente.
Música con armonía
Poner música de Mozart nunca es malo, a los fetos les gusta la música clásica. Pero si tu no eres fan de este estilo musical, puedes poner a tu bebé también música de Elvis. Su “Love me tender” le encantará, o cualquier música pop tranquila con la que tú disfrutes. El bebé no percibirá tan bien la música en sí misma, pues el sonido de tu corazón, de tu sangre circulando y de los movimientos digestivos ahogan la mayoría de sonidos exteriores. Al feto sólo le llega, como mucho, una décima parte del sonido. Lo importante es sobre todo que te relajes, pues mejorará considerablemente el riego sanguíneo de la placenta.
Disfrutar juntos del desayuno
Por la noche no comes nada, pero el flujo de alimentos a tu bebé continúa, por eso sueles tener tanto hambre por la mañana. A partir de la 20ª semana de embarazo es aconsejable que disfrutes de un copioso desayuno, imaginándote que das de comer también a tu pequeño. Teniendo eso en cuenta, toma lo adecuado: un batido de leche, por ejemplo, en vez de café.
Uno, dos, cha-cha-chá
¡Baila lo que te guste! La rumba y el cha-cha-chá son especialmente buenos para la movilidad de las caderas, pero cualquier otro estilo también le gustará al bebé, porque le mece a un bonito ritmo y acelera los latidos de tu corazón. Eso bombea mucho oxígeno a tu bebé y,si además levantas los brazos y giras las caderas mientras bailas, le estás dando espacio.
Festeja como te gusta
¿Cantas mejor que nunca? ¿Se te vienen a la mente un par de estrofas de aquel villancico?¡Adelante! Al cantar respiras profundamente de forma automática y amplías el tórax, estimulando al bebé. Le gusta cualquier cosa que tenga que ver con festejos: la voz agradable, la sensación de estar en familia e incluso una rica comida, que el pequeño percibe.
Una comida rica para ti es buena para el pequeño
Mímate y confía en tu apetito, que seguro te pide comida más ligera. Un exceso de calorías no alimentan especialmente a tu hijo y afectan a tu metabolismo, que transmite a la placenta menos nutrientes.
La hora de nadar de mamá
El agua facilita los movimientos y nadando, el peso del bebé es un tercio más ligero, lo que convierte la piscina durante el embarazo (Error: Unsupported link type, check link.tpl) en algo muy agradable. Las piernas se mueven mucho mejor sin peso y la suave presión del agua sobre tus vasos sanguíneos, ahora más débiles, ayuda a la circulación sanguínea. La tripa se hunde en el agua con ayuda de un flotador alargado colocado bajo los brazos (de otra forma no sería posible). Una postura que deja más sitio al bebé en su piscina particular.
Masaje en los pies para mamá
La reflexología podal puede ser muy estimulante. Si se estimula el lugar adecuado, el abdomen se calienta, lo que supone un impulso de energía para tu bebé. Si a tu pareja le gusta, puede aprender esta técnica, pero también puede simplemente acariciar y masajear tus pies. El aceite de sésamo en las manos del masajista refuerza el efecto calor.
¡Arriba las piernas!
Las piernas deben resistir mucho, al final del embarazo pesamos alrededor de 15 kilos más, por lo que deben descargarse y para ello lo mejor es colocarlas en alto, algo agradable para ti y para tu bebé. Al tumbarte así la sangre no fluye a las piernas, sino que deja fluir más oxígeno y alimento para el bebé.
La siesta de mamá
No hace falta tumbarse una hora más: 20 minutos en el sofá o sobre dos sillas extendidas en la oficina dan al bebé un impulso de energía, algo especialmente importante a partir de la 20ª semana de gestación, cuando el útero ya presiona sobre otros órganos. Al tumbarte se relaja la zona y la placenta recibe más riego sanguíneo, lo que supone más fuerza para tu bebé.
Soñar con papá y mamá
Un domingo por la mañana, tumbada con tu pareja en la cama, caliente y acogedora, medio despierta. Vuestras manos unidas sobre la tripa. Cerráis los ojos y soñáis juntos. ¿Cómo será todo dentro de un año? ¿Cómo será todo con la cuna en el cuarto? ¿Y con el niño de la mano? ¿Con una personita que diga “ mamá” o “ papá”? Seguro que tu bebé se sentirá acariciado por vuestros amorosos pensamientos.
La visita a la matrona
Aprovecha las revisiones de la matrona para plantearle todas tus preocupaciones y miedos. Así se equilibra el ánimo y el nivel de adrenalina en sangre es más bajo, algo relajante para el bebé.
Luz solar
A partir de la 25ª semana de embarazo, el feto abre los ojos y desarrolla los nervios visuales, mientras las regiones cerebrales que contienen la capacidad de visión esperan alimento. Aunque el bebé sólo recibe alrededor de un uno por ciento de la luz, dentro del útero no está oscuro, sino que es algo así como una habitación con gruesa cortinas corridas en un día soleado. Por eso es aconsejable aprovechar el sol y colocar el vientre desnudo a la luz. ¡Genial para el bebé si te pones en bikini cuando hace calor, aunque ya sabes que debes evitar las largas exposiciones al sol directo!
Subir escaleras
A los bebés les encanta ser mecidos desde el principio. Entre la 12ª y 14ª semana de embarazo, el oído interno empieza a reaccionar a vaivenes rítmicos, lo que dispara el estímulo en el cerebro y activa regiones responsables del bienestar y la tranquilidad. Naturalmente el bebé se balancea con cada uno de tus movimientos, así que puedes darle una alegría si subes por la escalera en lugar de coger el ascensor, ya que siente intensamente el balanceo.
Respuesta a las volteretas: tu hijo siente que piensas en él
Los primeros movimientos del niño son descritos por las futuras madres como una pompa de jabón en la tripa, el aleteo de una mariposa o algo parecido. Así es en torno a la 20ª semana de gestación. Si esperas tu segundo hijo, seguro que sientes al bebé antes. E incluso cuando la alegría por el bebé en principio no era tan grande, todas las mujeres se reconcilian con su estado en cuanto sienten a su bebé. Lo que llega al exterior sólo como un pequeño temblor, por dentro es una voltereta. Tu bebé también sentirá que tú estás pensando en él.