Los niños desde su nacimiento ya cuentan con un temperamento bien marcado. Varios estudios psicológicos han determinado que existen tres tipos de temperamento en los recién nacidos: el fácil, el difícil y el apático. Aunque todos ellos tienen diferentes tipos de intensidad, en ocasiones, pueden tener mezcla de varios.
Los bebés con temperamento fácil
- Sus hábitos son contantes al momento de dormir o de comer.
- Pueden ser calmados ante ataques de llanto de manera más fácil, ya que su conduce es predecible.
- No tiene problemas de adaptación cuando se produce algún cambio que le afecta.
- Sonríen por todo.
- Son carismáticos.
Los bebés con temperamento difícil
- No sonríen con facilidad.
- No se adapta rápidamente a los cambios.
- Los bebés que tienen un temperamento difícil pueden irritarse por todo.
- Estos niños requieren de altas dosis de paciencia por parte de los padres.
- Todo su ambiente tiene que ser estructurado y los cambios deben introducirse de forma sistemática y pautada.
Los bebés con temperamento apático
- Suelen ser unos bebés tranquilos.
- No arman berrinches.
- No son muy sociables y les cuesta sonreír.
- Puede sentir desinterés por el mundo exterior, pero esto puede cambiar si los padres logran estimularlos correctamente.
Lo importante de aprender a conocer a tu hijo
- Conocer cuál es el temperamento de tu bebé puede ayudarte a que le prestes la atención que de verdad necesita para su desarrollo psicomotor.
- Si aprendes a conocer a tu bebé, puedes llegar a influir en el desarrollo del propio temperamento, para lograr una mejoría.
- Es importante estrechar vínculos entre padres e hijos, ya que esto se convertirá en un buen canal de mediación.
- Si deseas que tu bebé amolde su temperamento deberás hacerlo de forma paciente y constante.
- Imponer una orden en un niño de temperamento difícil no es aconsejable, pues desde pequeños los niños pueden sentir incomodidad en la forma en que se les mande.