Al nacer el niño podemos notar si sus pies vienen o no con algún tipo de malformación. Entonces llamamos malformación congénita a todas aquellas alteraciones del desarrollo del pie que se producen durante el embarazo.
Experto: Dr. Enrique Testart T. Traumatólogo infantil y Director médico de consultora Innovasalud.
Todo niño sano con estructuras óseas normales tiene el pie completamente plano al momento de empezar a caminar. El arco se va a ir desarrollando en función del aumento progresivo de potencia en los músculos de la extremidad inferior. Si el niño no hace actividad física, no se va a desarrollar la musculatura que genera el arco, y por lo tanto, la condición de pie plano se va a conservar.
“El pie plano no es una enfermedad. El arco recién se comienza a formar entre los 4 y 6 años de vida, a los 10 a 12 años tenemos un semiarco, y entre los 16 y 18 años tenemos el arco del adulto formado. Antiguamente se pensaba que si no se le daba forma de arco al pie, se iba a deformar su estructura ósea” comenta el Dr. Testart.
Ahora bien, existen patologías que pueden ser hipoplasias, que significa que son de menor desarrollo, hasta las aplasias que son ausencias de partes del pie.
También se hallan las polidactilias, que también son malformaciones congénitas que a veces muestran un patrón de herencia; en un sentido anverso la aplasia, donde sobra un dedo en el pie, que puede ser una duplicación o que aparece como apéndice, con una anomalía en la forma y en la posición con tejido anexo que puede ser hueso, de cobertura cutánea e incluso con uña.
De las alteraciones en la posición y forma del pie lo más frecuente es el Pie Bot, también conocido como pie Zambo o Chaplin. Esa desviación hace que la planta del pie mire hacia el otro pie. Como en toda malformación congénita es importante la evaluación de la condición por un especialista, quien planteará los estudios necesarios para llegar a un diagnóstico y planificar un tratamiento.
Con alguna frecuencia estas alteraciones se logran ver en el período de vida intrauterina, mediante ecografía.
Otra condición que en la mayoría de ocasiones se diagnostica al momento de nacer, se conoce como Metatarso Varo, y puede acompañar al Pie Bot, sin embargo, en muchas circunstancias se trata de una condición que no es malformación. Depende de la postura del pie en el útero materno, y por lo tanto se corrige con el paso del tiempo y en su mayoría de forma espontánea.
“Desde el punto de vista de la formación del pie, el mejor zapato del mundo es estar descalzo. Si bien el rol del zapato es de proteger el pie, su función no es formarlo. Por eso cuando los niños dan sus primeros pasos, lo ideal es que el zapato sea muy blando”. Afirma el experto.
Si el zapato tiene una suela muy rígida, por un lado impide el movimiento de flexión natural del pie y sus dedos, y por otra parte, no permite que se activen los sensores plantares que nos informan de los relieves y tipo de suelo que pisamos, necesarios para tener más estabilidad.
De colocarle un zapato más rígido, aprenderá a caminar más tardíamente.
Ocasionalmente, hay niños que en el desarrollo de la marcha producen un arco exagerado, todo lo contrario al pie plano. A esa situación se le llama Pie Cavo. Es posible que se deba a una enfermedad neurológica o neuromuscular, y por consiguiente es valioso descartar ese tipo de patología, aún más en niños pequeños.
La solución quirúrgica o no del pie cavo, depende del origen de ese problema y de los síntomas que genere. Una de ellas, es la enfermedad de Charcot Marie Tooth.
«En la consulta, frecuentemente se ven casos de niños que cuando recién caminan lo hacen de manera normal y de un momento a otro cojean. Lo usual es que la enfermedad no sea del pie, sino de cadera, rodilla o de otra estructura ósea, por lo que se debe descartar una luxación o una displasia que no se trató» Asegura el traumatólogo y menciona que “He visto casos de niños menores de dos años que cojean porque efectivamente tienen un problema en el pie, pueden aparecer pequeñas verrugas en la zona plantar… De todas maneras el examen de los pies que hace el pediatra te permite descartar esas pequeñas cosas, e identificar puntos dolorosos en el niño, evaluar la magnitud de ese dolor, y las heridas por algún objeto enterrado en la planta que no le permite caminar bien”.