Los huesos craneales de un recién nacido no están soldados, sino que se pueden mover, de manera tal que se montan unos sobre otros, por eso en un principio y durante un tiempo se observa que el bebé tiene la cabeza ligeramente deformada, pero esta no tiene importancia y va desapareciendo poco a poco.
Desde sus primeras consultas y hasta los 24 meses, el pediatra palpa y mide la cabeza del niño para verificar el estado de sus fontanelas y controlar el aumento de su perímetro cefálico y así evaluar de manera detallada su desarrollo.
Las fontanelas son los espacios blandos y sin osificar que se encuentran en los huesos craneales, estas deben estar separadas durante varios meses para permitir el adecuado crecimiento del cráneo. Cada recién nacido tiene cuatro fontanelas que indican lo siguiente:
- La superior, que se encuentra ubicada en la parte de arriba de la cabeza, entre la frente y la coronilla.
- La posterior, está ubicada en la parte de atrás de la cabeza, entre la coronilla y el cuello, esta por lo general suele cerrarse antes de los 4 meses de vida del niño.
- Las dos laterales, que se encuentran detrás de las orejas y no se pueden palpar con facilidad.
El pediatra suele estudiar de manera detalla a la superior, pues es esta la que tarda más tiempo en soldarse completamente (entre 12 y 24 meses). En algunos niños se cierran a los 12 meses y en otros a los 24 meses, esto se debe a un crecimiento deficiente o excesivo del perímetro cefálico de este, que no es más que la medida de la circunferencia de su cabeza. Por esta razón el especialista mide y estudia la evolución de estos dos parámetros, pues ellos son fundamentales en el crecimiento del pequeño.
Si el médico observa que la cabeza del niño está creciendo más de lo normal, debe estudiar si este se está viendo afectado por alguna patología, por eso es importa que recurras a las consultas periódicamente durante los primeros 24 meses de vida de tu hijo y que al mismo le midan su cabeza en todas sus visitas.