Los huesos del cráneo de un bebé con pocos días de nacido no son como los de un adulto, que sí crean una coraza rígida que protege nuestro cerebro; los de ellos están separados por unos espacios blanditos llamados fontanelas que hacen que su cabeza se encuentre débil y expuestas a malformaciones.
El pediatra Juan Juanet explica que: “el cráneo del recién nacido y del lactante menor no está totalmente osificado, las fontanelas son cartílagos que permanecen blandos hasta que el cráneo logre cerrarse totalmente así que se considera totalmente normal que los bebés durante sus primeros días de vida tengan su cabeza blanda”.
“Las zonas que no tienen contenido óseo son las que le dan al cerebro la oportunidad de poder crecer, es decir, si el cráneo fuese rígido no podría desarrollarse», añadió el especialista.
Cuando colocamos nuestros dedos sobre la cabeza de un recién nacido, podemos palpar que se encuentra arrugadito en las zonas donde las placas óseas del cráneo se han superpuesto, pero semanas después podemos sentir que el cráneo del bebé se va redondeando y las rugosidades desaparecen.
Los especialistas recomiendan que los bebés deben ser acostados en posiciones diferentes para evitar que la parte de atrás o lateral de la cabeza se torne plana, causando en el niño una plagiocefalia. Los puntos blandos también pueden indicar:
- Que está atravesando una deshidratación.
- El reflejo del latido del corazón de su bebé.
Recomendaciones
Si estás preocupada y no entiendes sobre este tema lo más recomendable es que acudas a un doctor, de hecho lo más normal es que un especialista observe la evolución de las fontanelas y el aumento craneal de un niño durante sus primeros días de nacido.