Besar, abrazar y acariciar son gestos que afloran de manera natural con las personas que queremos, especialmente con nuestros hijos. Demostrar afectos continuos trae muchos beneficios a los más pequeñitos, los cuales perdurarán en el tiempo.
El placer que proporcionan los besos, abrazos y caricias son parte de la conducta normal. Estas demostraciones de cariño son esenciales los primeros meses de vida de nuestros bebés. Cuando somos padres estos gestos se hacen constantes y quienes eran más fríos ante demostraciones de afectos, se vuelven más cariñosos.
Los besos, caricias y mimos proporcionan beneficios
Las personas confunden el entregar cariño con el consentimiento, que desde un punto es mal visto, pero no es lo mismo.
Mimar significa dar cariño, hablarles, decirles cuánto los queremos y que son lo más importante en nuestras vidas. Un pequeño que tiene la sensación de calidez, amor, bienestar y seguridad, creará un vínculo más fuerte y seguro con sus cuidadores.
Cuando sea un adulto podrá repetir estas conductas con sus hijos y mostrar sus sentimientos con total naturalidad. Otorgarle el calor de tus brazos es esencial hasta los 5 años. Esto les aporta seguridad, tranquilidad y se sienten queridos. Además existen otros vínculos que se pueden desarrollar entre padres e hijos:
- Permite que tus hijos se sientan felices, que se desarrollen tanto física como emocionalmente.
- Tranquilízarlo y relájarlo en momentos de ansiedad.
- Hace que duerma mejor.
- Ante cualquier dolor, caída, dolencia otórgale un beso que lo calmará.
- Enséñale sentimientos positivos hacia las personas que se encuentran a su lado, además fomenta el desarrollo de su inteligencia emocional.
- Un niño que está acostumbrado a que sus padres expresen y demuestren afecto, cuando sea adulto tendrá la misma costumbre.
Besar y abrazar a los niños desde que nacen crean beneficios para ellos como para los padres. De esta manera expresan libremente sus sentimientos.