Consejos para hacer que a los niños les guste la lectura

Beneficios de la comprensión lectora

Es importante que la lectura se convierta una actividad atractiva para él, es por ello que se deben buscar las condiciones óptimas.

Parece imposible que a un niño de 1, 2 o 3 años le guste la lectura. Pero es perfectamente real. Un niño de estas edades puede disfrutar con la lectura y agradarle mucho que le lean. Incluso, hasta que le tome un apego exagerado a un cuento concreto y pedirlo una y otra vez causando muchas veces la desesperación del adulto.

Hábitos de lectura

Para desarrollar hábitos de lectura en niños, cuyas edades oscilen entre los 0 y los 3 años, hay que repetir el acto de leer: sólo con la repetición se logra la costumbre.

La presencia del adulto se vuelve profundamente necesaria: así, él pone la voz y los matices a la historia que contiene el cuento o la revista.

Es importante que la lectura se convierta una actividad atractiva para él, es por ello que se deben buscar las condiciones óptimas. Algunas de ellas pueden ser:

  • Buscar un momento en el día, en el que el niño esté tranquilo y no ocupado en otras cosas.
  • El adulto debe hacerse el tiempo o, al menos, que tenga un ratito para consagrarse a él en exclusiva sin, por ejemplo, tener que hacer algo en la cocina o atender el teléfono.
  • Crear un ambiente relajado, que sea pausado.
  • Las actitudes físicas son importantes: sentarse al lado del niño o sentarlo sobre las rodillas, rodearlo con los brazos, pero sin agobiarlo y abrir lentamente un libro o una revista
  • El punto es hacerlo sentir cómodo y con la seguridad necesaria.
  • Hacer de este anticipado proceso de lectura, un momento grato y que el niño pueda archivarlo, con esa sensación, en su memoria infantil y que despertará cada vez que se enfrente a la lectura, en su cotidianeidad.

Cómo leer y los gustos del niño

No vale cualquier libro, aunque sea muy caro o, incluso, a pesar del prestigio que puedan tener su autor y su ilustrador.

Desde muy chicos, los niños pueden mostrar preferencias. Así por ejemplo, los animales, los aviones, las casas, las imágenes de otros niños con los que se siente identificado o que le hacen gracia, en fin. Es necesario que los papás se dediquen a atender los gustos incipientes de sus hijos en cuanto a este tema literario.

Pero eso sí, esto no implica limitar sus posibilidades de abrirse a otros asuntos.

Se le debe respetar su capacidad de atención, que resulta limitada, así como su necesidad de moverse constantemente. Entonces si el niño se levanta y se aleja cuando el adulto está en lo mejor de la historia, no debe ser considerado un problema y, mucho menos, caer en el desánimo.

Hay que pensar que el niño tendrá sus razones para hacerlo. Habrá que intentarlo en otro momento u otro día, pero sin obsesionarse.

También, el adulto puede averiguar si el niño aún le está prestando atención y para ello, podría seguir leyendo en voz alta y modulando siempre. Tal vez, asombre darse cuenta que pueda estar oyendo todavía.

Mostrar interés por lo que se le está leyendo. El niño, aunque sea muy chico, es muy sensible a la atención de sus papás. Si los papás muestran interés por algo, a él, seguramente, le importe también.

Muy positivo es que la mamá o el papá se transformen actores o actrices capaces de cautivar a su hijo.

 

 


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