Por lo general, a los bebés les encanta estar en contacto con el agua. Pero también suele pasar que a otros niños les aterra la idea. Y es que para conseguir que esto suceda, es necesario que los padres planifiquen un encuentro positivo del niño con el agua. La idea es hacerles sentir a nuestros hijos que también estamos felices durante este proceso.
Los padres siempre tendrán el poder de transmitirles a sus hijos la confianza y seguridad que necesitan. Por ello te damos algunas recomendaciones para cuando llegue el momento de que tu hijo entre en contacto con el agua de forma más amplia:
- Lo primero que debemos tomar en cuenta es que un bebé no tiene el poder de saber lo que sucederá si es introducido a una tina de baño o en una piscina, por lo que brindarle la confianza a través de mimos y tus abrazos serán claves.
- Es aconsejable que los padres logren que sus hijos amen el agua a través del juego, es decir, si los padres se meten dentro de la tina o un medio acuático con él, y les inducen a jugar, dentro de un ambiente relajado y lleno de seguridad, el pequeño logrará tener un contacto placentero con el agua.
- Es importante que la madre o el padre abracen suavemente al pequeño y que se le introduzca lentamente en el agua, sin prisas ni de manera brusca. Esto evitará que los niños vean el agua como algo que representa un peligro.
- Debemos tener en cuenta un momento clave del contacto entre los bebés y el agua: las primeras inmersiones, que deben hacerlas los monitores especializados, no los padres.
- Si deseas que tus hijos vayan a una piscina durante los primeros meses de vida es importante contar con la ayuda de una persona especializada. Esto disminuirá los riesgos de accidentes, y servirá de entrenamiento para los padres.