La relación del recién nacido con sus progenitores y con el mundo que lo rodea es vital para un óptimo desarrollo. Como todavía está lejos de ser autónomo, necesita estimulación, y es a través de su cuerpo y los sentidos del bebé que puede explorar y sentir.
Expresión de emociones
Habrás notado que el bebé responde a tus sonrisas. No se debe a la casualidad, más bien, es una reacción a un estímulo. De la misma manera, tus caricias y el estar en contacto físico con sus seres queridos le proporciona seguridad emocional, incitando también su equilibrio corporal y su sentido táctil.
Oído
A la presencia de sus padres, se le debe sumar voces, música, en fin, múltiples experiencias que asociar. Desde muy pequeño el bebé escucha con atención los sonidos que lo rodean y las melodías. Además, de disfrutarlas, trata de imitar lo que oye. Los ruidos familiares ponen en alerta todos sus sentidos y los objetos y juguetes que emiten sonidos captan su atención.
Tacto
Su sensibilidad está a flor de piel, ya que percibe su entorno a través de sus 5 sentidos, priorizando el tacto. Lo verás queriendo agarrar todo lo que pueda.
Otra manera de estimularlo es mediante los juguetes adecuados. Deben ser objetos blandos que sea capaz de sostener sin dificultad. Si un objeto capta su interés, deja que le dedique toda su atención.
Vista
Sus ojos también son un instrumento para conocer nuevas cosas. Los expertos señalan que la distancia ideal para enfocar algo es de 22 centímetros. Es más, ésta es la distancia aproximada entre el rostro de la mamá y el suyo cuando ella lo sostiene.
Los colores también estimulan su percepción, junto con el desplazamiento de los objetos en el espacio. El movimiento de ojos y cabeza es la base del desarrollo de la coordinación motora.