La tonalidad de la piel del recién nacido puede cambiar bastante; puede ser rosada, colorada o hasta amarillenta.
Equipo Periodístico Facemamá
Hay tonos que son normales y otros que es mejor vigilar, acudiendo a un especialista. Al principio, el color de la piel del bebé no es estable, hay factores que lo alteran, como la temperatura, o incluso el llanto. Con el paso del tiempo, estas condiciones desaparecen y se normaliza la tonalidad de su piel.
Algunas mamás se sorprenden cuando ven a su bebé por primera vez, y notan que su piel es azulina o morada, cubierta de una capa de grasa, llamada vérnix. Ésta se reabsorbe sola durante la primera semana de vida.
Si tu bebé tiene un color amoratado es debido a toda la fuerza que ha llevado a cabo al salir por el canal de parto. Con las horas, va tomando una tonalidad rosada. Cuando un bebé nace por cesárea, no presenta estas características, ya que no ha sufrido en el parto.
También puede tener un tono morado en las manos y pies en su primer día de vida, por una mala circulación sanguínea. Si esto no pasa, es bueno preguntarle al doctor.
Es bueno que te informes sobre lo que es normal y lo que requiere atención médica:
- Un tono amarillento. Durante la primera semana, el bebé puede presentar ictericia, es decir el exceso de bilirrubina en la sangre. Una solución es exponer al bebé a la luz solar por unos 10 minutos diarios. Si ves que persiste, acude al doctor.
- Uñas y labios morados. Cuando hace frío, el organismo se preocupa de que los órganos vitales se calienten, por lo que las zonas menos imprescindibles toman esa tonalidad. Procura abrigar al bebé y protegerlo de corrientes de aire.
- Tonalidad colorada. Normalmente se pone de este color al llorar o hacer fuerza, como al hacer caquita, o al estar mucho rato en una misma posición.
- Palidez intensa con un tono gris. Ante este cambio acude a un doctor de inmediato, ya que es probable que se trate de una infección.
- Piel casi transparente. Es normal en los recién nacidos puedas ver sus venas y capilares. En especial los bebés prematuros tienen la piel muy fina. Ésta se irá engrosando a medida que crece.
Lo que debes saber de la exposición al sol
Como la piel del bebé es tan delicada y tiene menos melanina, es peligroso exponerlo al sol, ya que puede atravesarla fácilmente. Nunca debes poner al bebé directo al sol, ya que se quemará.
Debes usar bloqueador solar y sacarlo a las horas en que el sol es menos dañino, lo que permitirá que utilice la luz solar que necesita para sintetizar la vitamina D, sin sufrir peligros.