La dermatitis atópica en los bebés se considera una enfermedad inflamatoria crónica, que en ocasiones puede estar relacionada con una base genética, que se presenta en forma de brotes. Por lo general los niños que experimentan esta afección sienten picor intenso y la aparición de lesiones de tipo eccematoso en la piel. Estos brotes suelen mejorar e incluso desaparecer con la edad, pero pueden persistir en la edad adulta.
¿Cuáles son sus causas?
Como se mencionó anteriormente, esto puede tener una base genética, pero la falta de hidratación, la piel seca, el estrés, las infecciones y el sudor son también parte de las principales causas. Y el clima frío y seco del invierno acentúa esta situación y convierte a la piel en una diana perfecta para esta enfermedad.
Síntomas
- El picor o prurito es el síntoma predominante.
- Se observan lesiones eccematosas en la cara, en las manos, en el pliegue del codo, detrás de las rodillas, tobillos o muñecas o en la parte posterior de la oreja o en el orificio de los pendientes.
- La piel suele ser seca, apareciendo a veces granitos en brazos y muslos.
- En verano las lesiones pueden aparecer manchas más claras.
¿Se puede evitar la dermatitis atópica?
- Para prevenir la aparición de dermatitis atópica en bebés es importante mantener la piel bien hidratada y evitar irritantes o perfumes que lastimen tu piel.
- No utilizar jabón para la higiene diaria, basta sólo con agua. En las zonas más sucias: (genitales, pies y zonas de roce) un preparado a base de avena o un limpiador «sin jabón» evitará la agresión de la piel. Se empleará poca cantidad y siempre justo antes de salir de la bañera.
- Deben evitarse las esponjas o manoplas.
- Las uñas deben estar siempre bien cortas y limpias para evitar lesiones de rascado.
- Acudir a un especialista si observas manchas o granitos extraños en tu bebé.